La València Olvidada: Las caras de 'agua' (por Rafa Solaz)
En esta ocasión hablamos de estas curiosas Caras de Agua como efigies que forman parte del mobiliario urbano de València
La València Olvidada: Las caras de agua
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València
Nos encontramos a final de la calle del Salvador y hoy vamos a hablar de estas curiosas Caras de Agua como efigies que forman parte del mobiliario urbano. Son unas figuras que todavía permanecen en algunos puntos de la ciudad, especialmente en los barrios más antiguos. Pasan desapercibidas al viandante y sólo los más curiosos se fijan en ellas.
Vamos por partes y hablemos sobre lo que representan estas efigies. Pongámonos en el contexto de su utilización. El agua de la lluvia que soportan los tejados de las casas viene recogiéndose tradicionalmente mediante unos canalones a los que se conectan tuberías que a través de varios empalmes bajan por las fachadas de las casas hasta las aceras de la calle donde desemboca el agua. Esto no sería del mayor interés si no fuera porque en su tramo final estas tuberías de hierro fundido tienen grabadas en relieve rostros de hombres, mujeres, niños o angelotes. Así pues constituyen un elemento de decoración en dichos desagües como embellecedores o simplemente destacar las marcas de los fabricantes.
Al contemplar, no sin cierta curiosidad, estas místicas caras relacionadas con el agua, nos recuerdan en primer lugar, la decoración de los canales de las iglesias románicas. Aquí pongo un ejemplo: las que figuran sobre la puerta románica de L’Almoina sujetando el tejadillo en la Catedral de Valencia, las famosas parejas que vinieron como repobladores de la ciudad a partir de la ocupación cristiana.
Basta realizar un recorrido por nuestra ciudad para darnos cuenta de la escasez de estas particulares canalizaciones construidas entre mediados del siglo XIX y principios del XX. Desaparecieron muchas de ellas que acabaron en desguaces oxidadas. Pero a pesar de las pocas muestras que van quedando por las obras, reformas de fachadas y nuevas construcciones, aun podemos localizar una interesante variedad tipológica -unas treinta diferentes- en las calles más antiguas de la ciudad.
Además de ser un elemento decorativo, están llenas de misterio y quizá sirvan como protección, según veremos. Las caras representan figuras de mujeres con toques egipcios, niños como angelitos, caras con enigmáticas sonrisas, Según las creencias populares y leyendas, servían para ahuyentar al demonio y otros espíritus del mal. Por lo tanto, pudieron ser protectoras de los lugares o viviendas donde estaban colocadas.
Estas interesantes caras de agua han sido investigadas por el escritor Francesc Gisbert quien dice que su significado es misterioso y parece relacionado con la creencia arcana de los espíritus, genios o rostros del agua que, dentro de las canaletas, protegen a los habitantes de la casa. Y es que los relieves nos recuerdan a los rostros emergentes del agua, con los cabellos desgreñados, la boca cerrada y una actitud hierática, ofreciendo por tanto una actitud misteriosa y enigmática.
¿Dónde se fabricaban estas canaletas de hierro fundido? Su fabricación nos hace retroceder al esplendor de los talleres de fundición de la antigua industria valenciana de mediados del siglo XIX que las utilizó -siguiendo la moda de Francia- en los trabajos de hierro colado, como marcas de sus empresas. Hoy se consideran como una muestra más de la pujanza del modernismo valenciano y de la industria del metal.
También el historiador Vicente Falcó realizó un interesante estudio sobre las “caras” y nos puso en antecedentes sobre su fabricación en Valencia. Desde mediados del siglo XIX en adelante podemos situar el auge de las fundiciones valencianas, y a partir del desarrollo de las fundiciones, la arquitectura del hierro alcanzaría un gran esplendor como consecuencia de la creciente demanda de los nuevos burgueses en edificar sus lujosas mansiones, lo cual generaría el desarrollo de la construcción y de las edificaciones en la ciudad de Valencia que ocasionó de 1875 a 1925 una explosión urbanística impulsada principalmente por la arquitectura del hierro que catapultó a la ciudad hasta la modernidad. También contribuiría al auge de las fundiciones el crecimiento de la agricultura precisada de maquinaria para su explotación, desde las primeras norias para la canalización de riegos y aperos de labranza hasta construir locomotoras. Aquí quiero destacar las fundiciones de Andrés y de Vicente Ferrer, La Primitiva Valenciana, la de Salvador Gens, la Fundición La Paloma o la de Ramón Blay que continuó su viuda, pero existieron algunas más entre el siglo XIX y principios del XX.
Con todo y como epílogo, diremos que estas caras de agua con representaciones de los genios protectores, un tanto misteriosas por su significado de protección doméstica, a las que se ha denominado también los duendes de la lluvia. Símbolos del pasado que aún permanecen a la vista de todos en algunas fachadas de las casas y que, repito, apenas nos fijamos en ellas. Unos tienen caras de hombres barbudos, efigies de mujeres con manto de vírgenes, jóvenes, ángeles, genios sonrientes o caras de niños mofletudos, que nos contemplan mudas, vigilándonos como si quisieran comunicarse con nosotros cuando deambulamos por las viejas calles de nuestra ciudad, y en otros casos, parecen querer ocultarse debajo de la pintura, la cal o el cemento de las fachadas tantas veces pintadas, lucidas o restauradas. Imágenes en definitiva, que son desapercibidas por la mayoría de los paseantes y que hoy queremos destacar.
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Quique Lencina
Filólogo de formación y locutor de profesión, actualmente forma parte del equipo digital de Radio Valencia...