Selecciona tu emisora

Ir a la emisora
PerfilDesconecta
Buscar noticias o podcast

La Valencia Olvidada: San Francisco de Paula

Con Paco Pérez Puche nos acercamos hasta la parroquia de San Miguel y San Sebastián de València

La València Olvidada: San Francisco de Paula

La València Olvidada: San Francisco de Paula

00:00:0010:27
Descargar

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

València

Nos trasladamos hasta la plaza de San Sebastián, en el barrio del Botánico. Estamos enfrente de la parroquia de San Miguel y San Sebastián, cerca de la calle de Quart, y cerca, también, del jardín Botánico.

No quiero hablar de San Miguel, el arcángel que preside el altar mayor de esta parroquia, ni de San Sebastián, que también está en el altar mayor, el pobre, con sus flechas clavadas. No, No. Hoy quiero hablar del santo del día: San Francisco de Paula, que se celebra el 2 de abril, pero todos olvidan, cegados por san Francisco de Asís. Pero este San Francisco nació en el pueblo de Paula, en Calabria, en la punta de la bota italiana, y está representado con hábito pardo, una simple rama como bastón y unas largas barbas blancas. Un venerable anciano que se parece mucho a Gandalf, el de “El señor de los anillos”. O, mejor dicho: hablamos de un santo del siglo XV, representado como lo que fue toda su vida, un ermitaño de lo más humilde, y de cuya imagen se han copiado sin duda los autores de la novela y de la película, para dar la imagen de un hombre sabio y bondadoso, pobre, humilde y ascético; un hombre venerable, armado solo de palabras pacíficas y de reconciliación.

San Francisco de Paula murió en Francia, en Tours, donde vivía en un rincón de los pasadizos del castillo. Y entre la Revolución Francesa, los incendios, los follones y todo lo demás, ni se sabe dónde reposa su cuerpo. En su ciudad natal hay muchas reliquias de él, pero en València, lo que hay de él, y vale la pena visitar la iglesia solo por ello, es una preciosa tabla de Vicente Macip que le representa.

Es un cuadro precioso del maestro de Andilla, una obra de gran valor, que en la práctica es lo único que nos queda de un convento muy grande que estuvo aquí, donde está la iglesia y todos los edificios que la rodean, prácticamente hasta la Gran Vía y la calle de Borrull. Un gran convento de la València del Renacimiento, situado entonces en la huerta, al borde del camino de acceso a la ciudad por las torres de Quart.

La orden que San Francisco de Paula fundó, sin ser sacerdote nunca y viviendo como un ermitaño, fue la de los Mínimos; es decir la de los franciscanos más rematadamente pobres y humildes que se pudiera imaginar. Unos frailes tan austeros que, además no tener bienes y vivir de limosna, comían todo el año como si fuera Cuaresma; es decir que en la práctica eran veganos, vegetarianos radicales de los que no prueban ni huevos.

San Francisco de Paula es patrón de Málaga, de Bolbaite, de Ràfol de Almunia y de Viver. En Viver, hoy mismo, hay grandes fiestas en su honor. Pero aquí, en València, su convento, fundado en 1533, se granjeó el afecto especial de los vecinos gracias al beato Gaspar Bono, que fue religioso en ese convento y llegó a ser padre provincial de la orden. Podemos suponer que en su tiempo aquí habría dos o trescientos frailes; y que era un convento muy grande porque en la Guerra de la Independencia, cuando los intentos de toma de la ciudad por los franceses, se dieron dos batallas importantes por conquistarlo. Porque si nos situamos en la época, cuando en medio de la huerta solo existía el convento, este era un punto ideal para instalar las baterías con las que se cañonearon las torres de Quart, famosas por los impactos de granada que presentan.

Este fue un complejo religioso grande, con claustro y dos grandes patios más, en el que, cuando llegó la Desamortización, en 1835, se expulsaron a los religiosos, y el Estado estuvo pensando en ubicar un cuartel, como ocurrió en otros conventos. El proyecto estuvo a punto de realizarse, con capacidad para dos mil soldados, lo que prueba que había instalaciones muy amplias. Lo que ocurre es que luego se vendieron los terrenos para construir las viviendas que vemos… todo el barrio.

El templo fue declarado Monumento Histórico Artístico en el año 1981, después de muchas aventuras. La primera iglesia del convento se consagró en 1547, pero no es esta. Aquella fue derruida por completo en 1725 para iniciar la obra de la actual, que nació bajo la inspiración en las iglesias barrocas de Roma, con rasgos diferentes a los de la tradición barroca valenciana.

Sin embargo, lo primero que nos va a llamar la atención de ella es el zócalo de azulejos de su interior, que es precioso, de lo mejor que hay en las iglesias valencianas. Se pusieron a partir de 1742, unos años después de que el arquitecto José Cardona, un discípulo del padre Tosca, acabara la tarea del templo. Después se le añadirían capillas dedicadas al Beato Gaspar Bono, a la Virgen de los Desamparados, a San Luis Gonzaga, y a San Francisco de Paula, entre otras. Como ya hemos dicho, la tabla de san Francisco de Paula, que señala al cielo, fue pintada por Vicente Macip, mientras que las pinturas murales están realizadas por José Llácer en 1744. Sin duda esta es la capilla mejor conservada de una iglesia de planta de cruz latina, que, en el crucero levanta una airosa cúpula mayor, apoyada en pechinas sobre un tambor octogonal, una cúpula con hermosas tejas azules vidriadas que domina todo el barrio.

La iglesia tiene un buen campanario que hace esquina con la calle de Quart. Lo que ocurre es que, aunque no lo notemos, el campanario es moderno. Bueno, relativamente moderno. El que vemos ahora sustituyó a otro anterior y se levantó en 1906 con dibujos de Carlos Carbonell, uno de los arquitectos de la Exposición Regional y de la fachada del Ayuntamiento. Porque después de muchos años de abandono, en los que fue fundición y almacén, esta iglesia, en 1902, fue elevada a la categoría de parroquia, con San Miguel y San Sebastián como titulares, y eso permitió la novedad de la torre que vemos.

Podríamos quedarnos largo rato viendo el emblema de la orden de los Mínimos: un corazón con la palabra Cháritas rodeada de rayos. Podríamos ponernos tristes y recordar los malos tiempos de 1936, cuando la iglesia fue incendiada y de los 300 libros sagrados y de archivo parroquial que tenía quedaron apenas sesenta. Pero yo prefiero recordar que aquí mismo, durante muchos años, se ponía un mercadito desmontable, de barrio, al que venía mi abuela, vecina de la calle Sanchis Bergón. La abuela Elisea le tenía mucha devoción a San Francisco de Paula y le rezaba; de modo que cuando mi padre vino a nacer, precisamente un 2 de abril, hubo que ponerle de nombre Paco, Francisco de Paula.

Aquí fue bautizado mi padre, me bautizaron a mí y yo bauticé a mi hija. Este es mi barrio. Y hoy es mi santo.

Texto: Paco Pérez Puche

Sigue toda la última hora en el canal de Whatsapp de Radio Valencia: haz clic aquí y suscríbete para recibir toda la información y la actualidad del día en tu móvil.

Quique Lencina

Quique Lencina

Filólogo de formación y locutor de profesión, actualmente forma parte del equipo digital de Radio Valencia...

 

Directo

  • Cadena SER

  •  
Últimos programas

Estas escuchando

Hora 14
Crónica 24/7

1x24: Ser o no Ser

23/08/2024 - 01:38:13

Ir al podcast

Noticias en 3′

  •  
Noticias en 3′
Últimos programas

Otros episodios

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Tu audio se ha acabado.
Te redirigiremos al directo.

5 "

Compartir