La València olvidada: La hora del Mercurio volador (por César Guardeño)

València

En esta ocasión nos situamos en el chaflan recayente a la avenida de Archiduque Carlos con la calle Chiva, en un grupo de edificios que el arquitecto Vicente Monfort Romero proyectó en 1946.

Una esquina en la que aparentemente no hay nada reseñable o importante, pero en la que si uno se empieza a fijar detenidamente podrá ver, por ejemplo, un panel cerámico, enmarcado, que recuerda de las Bodas de Oro (1953-2003) de la Comisión Fallera.

Justo debajo, hay una lápida conmemorativa, de piedra, por la celebración del 50º aniversario de la constitución de la Cooperativa de Casas Baratas de la Dependencia Mercantil, que tuvo lugar el 31 de mayo de 1971.

Y a ras de suelo, un hito informativo con el número 11 y que trata sobre la Ruta Cultural de Patraix, en el que, a través de un código QR con el que se puede acceder a un documento en el que se incluye información sobre la cooperativa.

Pero para descubrir las dos cosas más interesantes de este edificio tendremos que subir la mirada hasta lo más alto de la finca para ver, rematando este edificio, un templete con una figura en su interior. ¿Queréis saber de quién se trata y por qué tenemos aquí a este personaje?

Pues la figura que tenemos aquí es una réplica del Mercurio volador del escultor flamenco Jean Boulogne, conocido en Italia como Giovanni da Bologna o Giambologna. El Mercurio original de este escultor se puede ver Museo Nazionale del Bargello, Florencia (Italia) y es una figura de bronce de 180 centímetros.

Mercurio, Hermes para los griegos, es el dios romano del comercio, el beneficiario económico, los caminos, los viajeros y la comunicación, y también actúa como el mensajero de los dioses y guía de las almas al inframundo. Y es uno de los muchos hijos que tuvo Júpiter (Zeus), en este caso con la ninfa Maya.

Aquí aparece representado con el casco alado y alas en los pies, sostiene con su mano izquierda el caduceo, que es símbolo del comercio, una vara de olivo rodeada por dos serpientes enroscadas y ascendentes, y coronada con un par de alas. Con su mano derecha apunta hacia arriba a Júpiter, su jefe. Y se apoya sobre los dedos de su pie izquierdo, de puntillas y de manera totalemente equilibrada. Nos trasmite una sensación de tranquilidad armónica y que este dios puede mantener esa postura toda la eternidad.

Y como símbolo del comercio que es, representa a la Cooperativa de Casas Baratas de la Dependencia Mercantil, que es la que encargó la construcción de este grupo de viviendas, así como otros que había y que sigue habiendo en el barrio.

La Cooperativa de Casas Baratas Dependencia Mercantil de València nació el 19 de febrero de 1922, por lo que es ya una institución más que centenaria, siguiendo la línea de la Sección de Socorros Mutuos que habían formado los dependientes de comercio de Valencia, que decidieron asociarse para defender así sus derechos profesionales y llevar a cabo una labor social, como lo fue la creación de una Mutualidad de Socorros que atendía las enfermedades, los accidentes, el paro o las pensiones, entre otros.

Dentro de estos avances sociales que se perseguían, se planteó la necesidad de construir viviendas, aprovechando la promulgación del Reglamento para la aplicación de la Ley de Casas Baratas, de 14 de mayo de 1921, durante el reinado de Alfonso XIII.

Y a partir de esta fecha, concretamente del 20 de septiembre de 1925 se colocó la primera piedra en los terrenos del barrio para la construcción de los primeros 60 chalets, que eran casas unifamiliares de dos plantas, para los socios de la cooperativa.

De aquellos primeros chalets se conservan en la actualidad un total de nueve viviendas, además de contar con la presencia de un solar, situado en la calle de Ayora número 6, fruto del derribo de una de estas casas históricas hace un par de años.

Dos de estos chalets que han sobrevivido a los derribos se encuentran en la calle Albaida nº5 y nº7, y conservan todavía el característico cerramiento del proyecto original de los años 20.

También encontramos otros dos chalets, con su reja original, en la calle Chelva nº10 y nº12.

Y los últimos supervivientes se encuentran en la calle Mariano Ribera nº24, nº26, nº28, nº30 y nº32.

Y además de estos chalets, la cooperativa edificio en la calle Enguera nº23 y nº25; en la Avenida del Cid nº17, esquina a las calles Archiduque Carlos nº2, nº4 y nº6 y calle Chiva nº42, que está justo enfrente de donde estamos nosotros, la calle Archiduque Carlos nº8 al nº20, esquina a las calles Enguera nº27 y calle Chiva nº39.

Pero volvamos a la finca que centra nuestra atención. Justo antes de llegar al templete donde está el Mercurio volador, podremos ver un reloj. Un reloj que, por cierto, llevaba años sin funcionar, totalmente mudo y además tampoco tenía esfera. Tal es así que hace unos meses, quienes pasaban por aquí no sabían que allí había habido un reloj desde finales de los años 40.

De hecho, la empresa instaladora de ese primer reloj industrial que se colocó en el año 1948, fue Manufacturas Blasco / Roquetas. Y la cooperativa todavía guarda la maquinaria original en su sede.

Y ha tenido que ser el actual presidente de la cooperativa y su junta directiva quienes decidieron recuperarlo, instalando una nueva maquinaria y una nueva esfera, inaugurándolo el lunes 10 de marzo de 2025 en un acto que se celebró en la sede de la cooperativa.

Y una última sorpresa, que no se ve además desde la calle, pero que se puede escuchar perfectamente a mediodía. ¿Qué sería de un reloj sin su campana, verdad? Pues en la terraza de este edificio esta la campana del reloj, que tiene 55,5 cm de diámetro; con una altura del bronce de 48,5 cm y un peso total de 100 kg. Su fundidor fue Roses Atzeneta y la fecha de fundición, el año 1951.

En la campana, a la altura del medio pie y en la parte opuesta, podemos encontrar grabado en letras de punzón (y por tanto posteriores a la factura de la campana) lo siguiente: "COOPERATIVA DE CASAS BARATAS / DE LA DEPENDENCIA MERCANTIL" "VALENCIA 1951".

Texto: César Guardeño

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