La calle del Grabador Fabregat

Valencia

El arte del grabado experimentó un gran auge durante la segunda mitad del siglo XVIII, y la figura del grabador alcanzó a su vez gran relevancia, sobre todo tras el establecimiento de la enseñanza oficial de esta disciplina en las Academias de Bellas Artes como la de San Carlos de Valencia, que fue fundada por Carlos III en 1768 y desde ese momento se convirtió en el foco de la prolífica escuela valenciana de grabadores, cuyas figuras más destacadas fueron Francisco Jordán, Rafael Esteve o Joaquín José Fabregat, entre otros. Nombres todos ellos que, precedidos sus apellidos por el apelativo “grabador” suenan mucho en Valencia porque desde los años 60 dan nombre a diversas calles —grabador Esteve, grabador Jordán, grabador Fabregat, etc.— El impulsor de la mayor parte de estas denominaciones referentes a grabadores fue Francesc Almela y Vives, entonces cronista de la ciudad, que consideró que estos artistas valencianos, igual que los pintores, merecían ser recordados en el espacio público conmemorativo de la ciudad.

De esta manera, la calle del grabador Jordán se rotuló en la Font de Sant Lluís, la del grabador Enguídanos en Campanar y la del grabador Fabregat en Torrefiel. Este último barrio empezó, a mediados de la década de los 60 del siglo pasado, a ensancharse hacia el noreste, sobre los terrenos del conocido como Pla de Sant Jeroni, junto al que debería haber sido el nuevo acceso de la carretera de Barcelona y que se quedó en proyecto fallido que explica el desmesurado ancho de la actual calle del Conde de Lumiares. De las nuevas calles surgidas en este polígono, a la continuación de la del pintor Jacomart, que tenía que unir Torrefiel con la mencionada Conde de Lumiares fue a la que se le dio el nombre de grabador Fabregat.

Joaquín José Fabregat nació en Torreblanca (Castellón) en 1748. Fue discípulo de la Academia de San Carlos de Valencia, donde se formó hasta 1769 cuando fue admitido en la de San Fernando de Madrid para perfeccionarse en el grabado. En 1781, en reconocimiento a su actividad como grabador fue nombrado académico de mérito de la academia valenciana y poco después partió hacia México para ser director de Grabado en la Academia de Bellas Artes recién fundada por Carlos III en la capital mejicana. Entre sus obras cabe destacar los grabados del Viaje de España (1774) del también valenciano Antonio Ponz o las láminas para la edición de Don Quijote de la Mancha realizada por la academia en 1780. En México realizó el Plano Geométrico de la Ciudad en 1791 y en 1807, así como el grabado de la famosa estatua ecuestre de Carlos III realizada por otro valenciano, el arquitecto Manuel Tolsá, que también da nombre a una calle cercana a la del grabador

Fabregat en el vecino barrio de Orriols. Fabregat murió en México, entonces Virreinato de Nueva España, en 1807, y desde marzo de 1965 su nombre está inmortalizado en el callejero de la ciudad donde se formó.

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