La València Olvidada: La plaça del Mercat: origen urbano y epicentro de la actividad económica, política, social y festiva (por Desirée Juliana)

València

En programas anteriores ya se ha hecho referencia a este espacio, abarcando por ejemplo uno de los edificios más emblemáticos como fue el de la Lonja de Valencia. En su momento, César Guardeño contó cómo fue el primer caso de corrupción del que se tiene constancia en València y también se trató el gran incendio acontecido en este espacio en 1447. Sin embargo, todavía queda mucho que decir.

En el programa de hoy me gustaría contaros diversas cuestiones, entre otras cómo surgió este espacio urbano, pero también como fue un lugar de regocijo y muerte.

Hay varios estudios sobre cómo se configuró urbanísticamente la plaça del Mercat, pero destacaré especialmente el de una compañera, doctora en Historia del Arte, Rosario Cruz García Peris, quien hizo un elaborado análisis de la evolución de dicha plaza durante ocho siglos o mi propia tesis doctoral en la que traté la evolución urbana del espacio en relación con el mundo festivo.

Tras la desaparición de la civilización romana, cuya vida social y económica giraba en torno al foro, la llegada de otras civilizaciones hizo que surgiera la necesidad de espacios dedicados a la actividad comercial. En múltiples ciudades las zonas de mercado surgieron extramuros y delante de alguna puerta de la muralla. Este hecho venía especialmente dado, porque el espacio intramuros era demasiado constreñido, especialmente en época islámica. Imaginaros como la trama urbana estaba configurada a través de calles estrechas, saledizos, atzucacs (callejones sin salida). Esto complicó la configuración de nuevos espacios en el interior de las murallas o la reordenación urbanística durante centurias.

Con la ampliación de las murallas en época cristiana en ciertos puntos de la península ibérica, especialmente en el Corona de Castilla, se decidió generar un tipo de plaza que respondía a un plan organizado de planta regular, dedicada al mercado, pero que también actuaba como plaza mayor. Este tipo de plazas son las plazas organizadas regularmente con edificios en sus cuatro frentes y en los que se disponen soportales para que puedan protegerse los mercaderes de las inclemencias meteorológicas. Seguro que os viene a la mente plazas como la de Valladolid, Salamanca, la de Madrid, etc.

La plaça del Mercat es un caso especial por su urbanismo orgánico, es decir, que no se formó con una estructura planificada y regular, sino que surgió respondiendo a las necesidades y a sus edificios colindantes.

La creación de una plaza orgánica responde a la imposibilidad de una construcción de nueva planta, por la preexistencia de edificios anteriores o una ordenación urbana antigua. Si los dirigentes de aquella época hubieran querido realizar este tipo de espacio, tendrían que haber derribado un gran número de viviendas, ya que, en nuestro caso, la época islámica dejó un poso muy significativo en el entramado de sus calles durante siglos. De hecho, muchas de las transformaciones que se emprendieron desde época medieval, no solo en esta plaça del Mercat, sino en otros puntos de València, trataron de ordenar una urbe en la que proliferaban esas calles sinuosas, estrechas o con callejones sin salida, que apuntaba anteriormente.

Desde 1238 el gobierno valenciano cubrió unas nuevas necesidades que fueron ligadas a la creación de nuevos espacios, como este de la plaça del Mercat, siguiendo las teorías de personajes como Francesc Eiximenis, quien perseguía ciertos patrones establecidos en la época, como era la obtención de embelliment y el decoro. ¿Y cómo se obtenía estos conceptos en época medieval? Es muy sencillo, se realizó a través de la regularidad y la simetría, dentro de las posibilidades del espacio. Es decir, València no tuvo la posibilidad de llevar a cabo una plaza mayor al estilo castellano, pero sí la de crear un epicentro con funciones diversas como la comercial, la festiva, la religiosa, la política, etc.

Así pues, durante época cristiana, con la ampliación de la muralla, el lugar donde se había ubicado el antiguo mercado islámico, es decir, en la puerta Bab al-Qaysariya y en sí el arrabal de la Boatella, quedó insertado en un punto privilegiado de la ciudad, que dio origen al epicentro urbano que conocemos en la actualidad como plaça del Mercat.

Aunque actualmente tenemos algunos de los edificios históricos que formaron parte de su fisonomía original como son La Lonja de la Seda, el Consulat del Mar o la iglesia de los Santos Juanes, algunos otros desaparecieron con los avatares de la historia. De forma clara, en las fuentes gráficas de la época, como pueden ser las vistas de Anton van den Wyngaerde, Antonio Mancelli o el propio Padre Tosca, observamos como su trazo no era regular y dan constancia de la modificación del espacio con la construcción de otros edificios que fueron expropiados y derruidos con la desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, como por ejemplo aconteció con el convento de la Mercè o el convento de las Magdalenas.

Podríamos dedicar un programa entero de cada uno de ellos, pero os comentaré unos breves detalles como por ejemplo que el convento de la Mercé fue uno de los principales establecimientos religiosos de la ciudad, fundado tras la conquista cristiana en 1238 por Jaume I en terrenos extramuros junto a la puerta de la Boatella, lugar donde anteriormente había una mezquita.

Por otra parte, el convento de las Magdalenas también tuvo su historia, pues “Jaime I mandó construir el convento a los Siervos de la Penitencia”. En ese mismo lugar se asentó una casa para la recogida de mujeres perdidas, para que entre sus muros hicieran penitencia de sus pecados. Eran llamadas “las Madalenas”, porque se trataba de las mujeres arrepentidas o penedides que ejercían o habían ejercido la prostitución en algún momento y decidían abandonar esta actividad para reintegrarse en la sociedad.

Así que como veis el espacio ha sido empleado con múltiples funciones a lo largo de su historia, pues además de su fuerte componente económico por la Lonja, también resaltó por su actividad religiosa derivada de las construcciones allí establecidas y otra que quizá el público desconozca.

Este espacio se convirtió en uno de los más destacados por las numerosas fiestas y celebraciones que acogió. Y es que, a falta de plaza mayor, tanto la plaça del Mercat, como la plaza de Predicadores (convento de Santo Domingo) y la plaza de la Seu se convirtieron en telón de fondo de los festejos más importantes de la ciudad.

Esa plaza con una forma ligeramente triangular, además de seguir albergando su zona de mercado, función que se ha mantenido hasta la actualidad, era el espacio donde levantaban arcos triunfales efímeros, por donde pasaban procesiones o en el que se construían plazas de toros para cada una de las efemérides.

Sin embargo, no era alegría todo lo que emanaba de la plaza, ya que fue el lugar escogido tras la guerra de las Germanías para disponer una horca, un símbolo tan representativo de justicia y de temor.

La plaça del Mercat fue lugar de ajusticiamiento en época de Germana de Foix (siglo XVI) y fechas posteriores. De hecho, son innumerables las noticias sobre la construcción y destrucción de la horca del mercado por motivos festivos, ya que era de piedra, estaba establecida en el medio de la plaza e impedía que estas fiestas anteriormente citadas pudieran desarrollarse con normalidad.

Así pues, como veis todavía nos quedan muchos detalles en los que indagar de esta plaza del Mercat de València.

Texto: Desirée Juliana

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