Callejeando: La calle Pepita, en el corazón del barrio de Morvedre

València

El barrio de Morvedre o de la calle Sagunto es uno de los más genuinos de València y, a pesar de encontrarse en la orilla izquierda del río, en los arrabales de la ciudad, se trata de uno de los más antiguos, como constatan los hallazgos arqueológicos descubiertos hace unos años, donde se encontraron materiales fechados en los siglos IV y III a.C. anteriores incluso a la fundación de la Valentia romana. Estamos hablando por tanto de un barrio histórico que, a pesar de la violencia urbanística de las últimas décadas, todavía conserva, entre solares y fincas a medio demoler, el ambiente popular y pintoresco característico de otra época, cuando sus vecinos solían usar la famosa frase de “Me`n vaig a València”, refiriéndose a la ciudad estricta al otro lado del río.

Del enjambre de callejuelas del arrabal de Sagunto, resultado de los asentamientos agrícolas condicionados por la topografía y la hidrografía del lugar, surgieron diversas callejuelas y atzucacs, la mayoría de las cuales han desaparecido o han sido realineadas, como es el caso de la singular calle Pepita o de la Pepita. Esta calle se encuentra en pleno corazón del barrio de Morvedre y discurre en paralelo a su arteria principal, la calle Sagunto, entre las de Lleida y Actor Mora, aunque en sus orígenes era mucho más modesta y angosta. El rastro de la calle Pepita lo encontramos ya a finales del siglo XIX, cuando se construyeron las primeras casas junto al molino de Villacampa, en la orilla izquierda de la acequia de Mestalla, que regaba y surcaba con fuerza los campos de esta partida, razón por la cual muchas de las noticias que nos remiten a esta calle nos hablan de problemas de inundaciones cuando la acequia venía crecida.

Una calle no muy diferente a las del resto de la barriada, que empezó a popularizarse ya durante la guerra civil porque, en el cruce con la calle Ruaya, la Junta de Defensa Pasiva construyó un refugio para cobijar a todos los vecinos del arrabal durante los ataques de la aviación fascista italiana. Pero la anónima calle Pepita empezó a ser verdaderamente conocida cuando en el número 7 se estableció el conocido Cine Majestic, una humilde sala de proyecciones que sin embargo podía albergar a más de 400 personas y que estuvo en activo durante casi 50 años, hasta que echó el cierre en 1985 y se transformó en discoteca, primero bajo el nombre de Charly y posteriormente, durante la década de los 90, como Zeppelin, la mítica sala de rock underground que marcó a toda una generación.

Llegado el siglo XXI, la calle Pepita se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, que como sabemos no siempre son mejores. El refugio fue demolido y sus restos fueron sepultados bajo el asfalto de la calle Ruaya, ensanchada en tiempos de Rita Barberá, en una operación urbanística que también se llevó por delante muchas de las viviendas tradicionales de la zona. Por su lado, el viejo cine Majestic, después del periplo rockero, sigue felizmente en activo como local de ambiente bajo la denominación de Studio 54. Sin embargo, lo que sigue siendo una incógnita es el origen del nombre de la calle Pepita, una denominación tradicional que admite muchas leyendas pero que ningún estudioso de la toponimia urbana ha podido resolver razonablemente. Desde un personaje popular hasta un origen toponímico relacionado con un brazo de la acequia de Mestalla, todo es posible en este breve retazo de nuestra memoria urbana.

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