Callejeando: la plaza de Beneyto y Coll en pleno corazón del Carmen
A los pies de los restos de la vetusta muralla árabe encontramos el Carmen más pintoresco en una sucesión de pequeñas plazas, una de las cuales lleva el nombre del filántropo Heliodoro Beneyto y Coll

Callejeando: plaza Beneyto y Coll (15-12-2025)
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València
No importa la hora del día ni la estación del año. Perderme por el laberinto de callejuelas del Carmen, sin prisa, con la mirada del observador primerizo que intuye que algo nuevo descubrirá ese día, es una de mis aficiones preferidas. Con este espíritu encontré, en una de mis últimas incursiones por el barrio, una placa nueva, colocada sobre la fachada recién restaurada de la casa número 4 de la plaza de Beneyto y Coll, que recuerda que allí se encontraba el forn cremat, un conocido establecimiento dedicado a la cocción de pan que sufrió un gran incendio alrededor del año 1600. Un episodio que quedó grabado en el imaginario popular de los vecinos de la época, que desde entonces bautizaron la mencionada plaza con el popular nombre de Forn Cremat.
Esta iniciativa, entiendo de carácter privado, es la que debería imitar el Ayuntamiento de la ciudad, para recuperar y difundir la memoria urbana de nuestros barrios, como ya lleva tiempo haciéndose en otras ciudades, como Madrid, que posee una red de placas conmemorativas envidiable. Por poner un ejemplo magnífico a imitar, en el número 3 de la misma plaza de Beneyto y Coll se encuentra la lápida que recuerda que allí nació el ilustre compositor valenciano Manuel Penella. Como también vivió en esta plaza el filántropo Heliodoro Beneyto y Coll, al cual le fue dedicada en 1889 y la extinta falla le recordó colocando otra placa en su memoria.
Beneyto y Coll fue un destacado joyero valenciano del siglo XIX formado desde joven en el oficio de diamantista, donde su habilidad y su buen hacer profesional le granjearon reconocimiento en los círculos artesanales valencianos de la época, permitiéndole prosperar y alcanzar una posición económica holgada. Su cercanía al mundo obrero y a los oficios manuales lo llevó a vincularse con una de las instituciones que más marcarían su legado: las Escuelas de Artesanos de Valencia. Reconocidas como uno de los centros pioneros de la Formación Profesional en España, fueron fundadas en 1868 con el propósito de instruir de forma gratuita a las clases populares y menestrales de la ciudad, representando un proyecto de modernización social, abierto y progresista, entre cuyos discípulos más renombrados se encuentran artistas de la talla de Joaquín Sorolla, José Segrelles o Cecilio Plá entre otros. Heliodoro Beneyto y Coll ingresó en la institución como socio numerario, mostrando desde el principio una implicación sincera, incrementando su compromiso hasta el punto de convertirse en uno de sus más insignes benefactores.
El 26 de marzo de 1888, Beneyto y Coll falleció en su ciudad natal, legando toda su fortuna a las Escuelas de Artesanos, lo que supuso un gran impulso para la institución. La Junta de la escuela, conmovida por la magnitud de su generosidad, decidió hacerse cargo de su sepelio y financiar la construcción de un panteón en el Cementerio General. También encargó un busto en bronce y una lápida conmemorativa, colocados en la Sala de Juntas de la sede original de las Escuelas, en la calle Pintor Sorolla y que todavía se pueden admirar en la actual sede en Reino de Valencia. Y, a su vez, solicitaron al Ayuntamiento que la plaza del Forn Cremat, donde tenía su morada el distinguido Beneyto, fuese rotulada en su nombre. Petición que fue aprobada un año después, en 1889 y a día de hoy nos sigue recordando la figura de este patricio valenciano en el corazón de la ciudad.
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Luis Fernández Gimeno
Ingeniero Técnico en Topografía y Máster en Teledetección por la Universidad Politécnica de Valencia....




