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La prensa y los cuchillos

Nunca he entendido porqué los periódicos regalan cuchillos. De todas las cosas con las que te obsequia un diario, que son y han sido muchas y muy extrañas, la más increíble de todas es la de pagar un plus por llevarte, junto al ejemplar del día, un artilugio para trinchar un filete. Si nunca le he encontrado sentido a estas promociones, ahora se trata además de un asunto peligroso. Hay días que el cúmulo de escándalos, sinsabores, idioteces y declaraciones estúpidas alcanza tal nivel que resulta un riesgo innecesario para la convivencia democrática entregar al lector, junto al periódico, un cortador de patadas de acero inoxidable con mango antideslizante.

Es muy difícil leer que Rajoy está contento con la marcha de la reforma laboral con un cuchillo chuletero en la mano, que luego hace un ERE la empresa en la que trabajas y te coge la transcripción de las declaraciones del presidente del Gobierno con la colección completa, incluyendo afiladores, navajas y cortadores. Resulta a todas luces inapropiado regalar una navaja panera el día que el periódico lleva a su portada las ayudas a la banca. Puede ocurrir que esa misma mañana tengas que ir a tu entidad a reclamar las comisiones que te han colado durante los últimos meses y te coge el sofocón con un estilete en el bolsillo y el titular del rescate bancario en primera. En los tiempos en los que vivimos, ofrecer una colección de cuchillos a través de cupones en un periódico es como armar a los ciudadanos ante la que nos está cayendo.

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Un periódico es un arma cargada de presente y una de las obligaciones de la prensa, metafóricamente hablando, es pasar a cuchillo los abusos del poder. Ya están los ánimos bastante caldeados, como para darles un arma a los lectores y que éstos se confunden y la utilicen para participar de la batalla. Algunos diarios están llenos de artículos de opinión que destilan sangre por sus galeradas, lo que hace innecesario ofrecer a sus hooligans un artilugio cortante con el que acompañar una posible discusión callejera. La indignación del personal y el grado de desafección hacia la clase política está alcanzando un nivel incompatible con las colecciones de cuchillos, por eso los periódicos cuando promocionan estos obsequios harían bien en incluir una advertencia en un suelto que dijera más o menos así: "La empresa editora de este periódico no se hace responsable de la utilización que hagan sus lectores de las promociones que regalamos, sobre todo si se hace un uso inadecuado de ellas".

Regalar cuchillos es innecesario en un país con más de cinco millones de parados; con los recortes en sanidad y educación, o con el caso Nóos, por citar algunos ejemplos donde la gente estaría dispuesta a utilizar estos instrumentos de precisión culinaria para cortar por lo sano. En Andalucía, por situarnos en un plano más cercano, está a punto de salir las conclusiones de la comisión de investigación sobre el caso de los EREs fraudulentos y no es plan de que le pille al personal con un cuchillo jamonero en la mano el día del anuncio.

Puestos a ofrecer alternativas, resulta mucho más coherente con la crisis que padecemos que los periódicos obsequien a sus lectores con un curso de alemán, lo que le facilitará el trabajo de los estudiantes españoles en este país vecino. O, aún mejor, un coleccionable de los Juegos Reunidos Geyper, como anticipo de lo que será la gran industria de España en este siglo. Una caja que incluya los principios básicos de la ruleta rusa, el póquer y las habilidades para ser un buen crupier. El cambio de modelo productivo en España empieza con Eurovegas y debemos prepararnos para pasar del boom del ladrillo al negocio del juego en la ciudad del cartón piedra.

 
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