¿Qué sabemos del cigarrillo electrónico?
Existen unos siete millones de usuarios de cigarrillos electrónicos en la UE. En España, se utilizan alrededor de 900.000 'vapeadores'.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha expresado su respaldo a la regulación del consumo del cigarrillo electrónico y equiparar su utilización a la del tabaco, al tiempo que pide que se consideren un "producto medicamentoso". "Sería apropiada la regulación del cigarrillo electrónico. Una mayor disponibilidad de éstos podría aumentar la dependencia de la nicotina en todo el mundo. Los jóvenes están siendo atraídos por sus diferentes sabores y por la percepción de que es una forma más segura de obtener nicotina y sus efectos placenteros, evitando otros riesgos del tabaco.Se desconocen los efectos de su uso a largo plazo. Sería conveniente regularlo. Considerarlo como un producto medicamentoso implicaría que la manufactura tuviera que pasar controles más rigurosos y exigentes", afirma la Dra. Manuela Martínez Francés, Adjunta del Servicio De Neumología del Hospital La Fe.
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"Voy a dejar de fumar, me lo he propuesto en serio. Me he comprado un cigarrillo electrónico. Creo que esta vez sí lo consigo" admite Antonio, un fumador de 52 años, que ha optado por consumir cigarrillos electrónicos. "Llevo fumando desde los 13 años, consumo un paquete y medio al día. Con este aparatito parece que fumo menos", admite.
Antonio ha pasado de fumar a vapear. Usa cigarrillos electrónicos como método para dejar definitivamente la nicotina. "Los electrónicos no tienen, o llevan menos cantidad", comenta. "Los ingredientes que se encuentran en los cartuchos y soluciones de los cigarrillos electrónicos son relativamente pocos. En su mayor parte, no son tóxicos, ni cancerígenos, teniendo en cuenta que las cantidades que se liberan son muy bajas. Básicamente, contienen nicotina, propilenglicol, glicerina y aromatizantes del tabaco. La mayor parte de la solución es de propilenglicol, alrededor de un 90% de la misma. Es un componente que se usa en alimentos y en algunos medicamentos intravenosos. También se han detectado en algunos cartuchos elementos contaminantes, que en la mayoría de los casos, derivan de la aromatización del tabaco", explica la Dra. Manuela Martínez Francés, Adjunta del Servicio De Neumología del Hospital La Fe. "Sólo hay unos pocos informes que detectan que los niveles de contaminación en el humo de los cigarrillos electrónicos por trazas de metales son lo suficientemente altos como para suponer un riesgo importante para el ser humano. Estas trazas que se han descrito -plomo, cromo y níquel- en algunos es parecida al humo del cigarrillo. Parece ser que su origen serían los filamentos del interior. Se recargan con cartuchos que pueden contener nicotina o estar libres de ella", añade.
Se calcula que, actualmente, hay unos siete millones de usuarios de cigarrillos electrónicos en la UE. En España se utilizan unos 900.000 vapeadores, lo que supone un 10% de los fumadores habituales. "El funcionamiento no tiene mucho misterio. Parece que tiene dos componentes: una batería con un cargador y un cartucho, que va con una resistencia pequeñita y se rellena con líquidos de sabores. Al activar la batería, la resistencia sube de tempe-ratura y el líquido se convierte en el vapor", explica Antonio mientras intenta destripar el cigarrillo electrónico.
De aquí surge una pregunta: ¿Qué resulta más peligroso: las sustancias que contiene el líquido del cigarrillo electrónico o las que se producen a consecuencia de su calentamiento y aparecen en el vapor? "Las sustancias que contiene el cigarrillo son similares a las que aparecen en el vapor. Se ha demostrado que se pueden producir inhalaciones pasivas de nicotina por personas que están cerca de quien está vapeando, pero esta inhalación pasiva es 10 veces menor a la que ocurre con los cigarrillos habituales", admite la doctora Martínez Francés.
Riesgos
"Hay estudios que demuestran que el vapeo afecta de forma diferente a los pulmones que un cigarrillo normal. Se ha observado en investigaciones experimentales que el uso del cigarrillo electrónico produce un aumento de re-sistencias en las vías aéreas", explica nuestra experta.
La Asociación Americana del Corazón ha revisado los riesgos para la salud de la nicotina a partir de los productos de tabaco sin humo y estos efectos perjudiciales son: alteraciones hemodinámicas de los vasos sanguíneos, formación de trombos... "Además, el humo del vapor que producen estos ciga-rrillos procede del propilenglicol se usa en algunos espectáculos para formar esas nubes de niebla produce irritación ocular y respiratoria y mayores riesgos de desarrollar asma. En cualquier caso, los efectos inflamatorios de los cigarrillos electrónicos son menores que los del tabaco. Se han llevado a cabo estudios in vitro sobre células madre embrionarias humanas y no se han podido demostrar efectos tóxicos", añade.
En 2008, la Organización Mundial de la Salud admitió que no está comprobado que los cigarrillos electrónicos sirvan para abandonar el tabaco. Según explica la doctora Martínez Francés: "Hay pocos estudios al respecto y en algunos aspectos resultan contradictorios entre sí. El papel de los cigarrillos electrónicos en la abstinencia total de nicotina sigue siendo altamente cuestionable. Se ha sugerido que una forma de adicción a la nicotina por los cigarrillos normales puede ser reemplazada por la adicción a la nicotina en los cigarrillos electrónicos. Quedan dudas en si finalmente ayudan a dejar de fumar o si realmente los sujetos que lo usan pasan de una forma de fumar a otra. Esto podría considerarse como un efecto de reducción del daño, porque aunque se persista la adicción a la nicotina, dejan de inhalarse otras sustancias que están en el tabaco y que son probadamente cancerígenas. Pero todavía son aspectos que no están claros".
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha expresado su respaldo a la regulación del consumo del cigarrillo electrónico y equiparar su utilización a la del tabaco, al tiempo que pide que se considere un "producto medicamentoso". "Sería apropiada la regulación del cigarrillo electrónico. Una mayor disponibilidad de estos cigarrillos podría aumentar la dependencia de la nicotina en todo el mundo. Los jóvenes están siendo atraídos por los diferentes sabores y la percepción de que es una forma más segura de obtener nicotina y sus efectos placenteros, evitando otros riesgos del tabaco. Existe desconocimiento de los efectos de su uso a largo plazo.Sería prudente regularlo. Considerarlo como un producto medicamentoso implicaría que la manufactura tuviera que pasar controles más rigurosos y exigentes", subraya la doctora de la Nueva Fe.
En algunos países como Argentina, Australia, Grecia, Brasil y Lituania está prohibido. El Gobierno británico ha decidido no vender cigarrillos electrónicos a los menores de 18 años, como manera de proteger su salud.
Aquí en España, en diciembre, el Ministerio de Sanidad los prohibió en centros educativos y sanitarios, en el transporte público y en las administraciones. El Comisionado para el Mercado del Tabaco admite que son un artículo de fumador y, de momento, ha evitado regularlos. "Me lo compré ayer mismo. Me ha costado 60 euros. Espero, de verdad, que funcione, que me haga dejarlo, que no me haga más daño de lo que me hizo el cigarrillo de toda la vida", comenta Antonio.