Más vale tarde que nunca

Valencia

Partiendo de la base de que siempre que un equipo comete fallos el principal responsable es el entrenador, considero que si ponemos en la balanza de lo que sucedió ayer, por una parte los errores y por otra los aciertos, Nuno debería salir beneficiado en la comparación, porque fue su valiente decisión de revolucionar el equipo tras el descanso con tres cambios de golpe la que cambió por completo el signo del partido.

En el título he utilizado un dicho popular que se acopla a lo que sucedió ayer. Uso ahora un par más, por un lado hizo también bueno el que reza que ‘rectificar es de sabios’ y por otro apostó por el cambio total pensando ése que dice que ‘de perdidos al río’. Y le salió bien. Y si, por lo que sea, no le hubiera salido bien, seguiría destacando el hecho de que el entrenador portugués arriesgase en un momento en el que había que arriesgar y sin una red debajo que amortiguase la posible caída.

Voy a seguir tirando del rico folklore que tiene el castellano. Hay otro dicho que apunta que ‘el que no arriesga no gana’ y Nuno arriesgó cuando tocaba hacerlo. El partido llegó al descanso de forma catastrófica para el Valencia. La eliminatoria estaba muy cuesta arriba, Mestalla despidió al equipo con una sonora y merecidísima pitada porque el desastre de primera parte había sido de dimensiones considerables, y ahí es dónde tiene que reaccionar el entrenador. Y lo hizo. Yo aplaudí y aplaudiré siempre la valiente y arriesgada decisión de gastar de golpe los tres cambios buscando una reacción en todos los sentidos. Y la obtuvo. La segunda parte arrancó con una metamorfosis en la grada. De los pitos a la ovación, el aplauso y el aliento. Pero lo que es más importante, los cambios se notaron en el campo desde el primer segundo de la reanudación. El equipo era otro… era el Valencia copero, ambicioso, incisivo y letal. Nada que ver con el conglomerado insulso e indolente de la primera parte.

Entiendo a los que pudieran pensar en el momento de los tres cambios de golpe que era una imprudencia porque en cualquier momento podría aparecer una lesión y ya no existía el margen de error, pero me da igual. Si hubiera aparecido esa lesión, pues mala suerte. Pero había que arriesgar. Todo o nada. Seguir vivos remontando dos goles en contra o morir, pero como valientes.

Insisto en que quizá el entrenador cometió varios fallos en el planteamiento de inicio. Yo tampoco creo que fueran tantos porque considero que mucha culpa del desastres de los primeros 45 minutos se debió a la apatía imperdonable de muchos futbolistas (también al pobre nivel demostrado por otros a los que les viene grande este equipo, y ponerlos es culpa del técnico), pero con todo eso, a la hora de ponderar ambas cosas, en mi opinión tiene mucha más fuerza la capacidad de reaccionar con acierto a una equivocación inicial.