Cuando en Vitoria se hacía La Casera y la repartía Abel

Vitoria

El pasado jueves me tomaba, como tengo por costumbre, el 'pintxo pote' en la cafetería Leire de la calle Gorbea, y Ángel Gallego, el simpático y agradable camarero de toda la vida que desde hace bastantes años regenta el negocio, me cuenta que una de las clientas del bar le ha dejado dos fotografías antiguas para que haga con ellas lo que le parezca oportuno: quizás algún gasteiztarra las pueda apreciar, alguien interesado por el Vitoria antiguo.

Me las entrega y conversamos sobre el contenido de las mismas y me dice que casualmente la chica que se las ha dado esta todavía en el local. Echa un vistazo a la clientela, me indica quien es, me la presenta y paso a charlar con ella.

Inma, que así se llama la chica, me explica que en una de las fotos entregadas, obtenida a principios de los años 60, aparece la antigua fábrica de gaseosa La Casera, situada entonces en la calle Portal de Legutiano, en las inmediaciones de la gasolinera El Alas, de la cual en su día ya escribimos en esta sección.

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En esa instalación fabril se producía una cantidad respetable de esa bebida. Para hacerse una idea no hay más que observar la fotografía, en la que vemos nada menos que diez camiones aparcados en la fachada de la fabrica. Todos los días salían de su base para distribuir el producto por comercios de alimentación y locales de hostelería, donde las botellas eran entregadas en cajas de madera. También repartían la cerveza El León, que luego fue sustituida por la marca actual Keler, y vendian grandes bloques de hielo de unas medidas aproximadas de 0,80m x 0,50m y 10 cm. de grosor, que se empleaban sobre todo en bares y pescaderías.

Era costumbre entonces en los bares y también en las casas añadir al vermú, al vino y a la cerveza esa bebida con gas, para saborear una mezcla agradable. En el caso de la cerveza con gaseosa, en ocasiones se pedía que se sirviera en porron.

A lo largo del tiempo el producto tuvo variantes, vendiéndose también la gaseosa con sabor naranja, limon y cola. La botella era de cristal y los empleados que distribuían el producto recogían los envases usados, que eran lavados y desinfectados en la fabrica para reutilizarse.

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Me indica Inma que las ventas entonces eran elevadas y me explica que su padre Abel Ramirez Moreno trabajo en esa fábrica desde 1949. Con el tiempo se denominaría Carbónicas Alavesas, y según se indica en su página oficial, “nace en Vitoria-Gasteiz en 1959, fruto de la unión de diversos elaboradores de gaseosa de la provincia para la producción y comercialización de gaseosa La Casera.”

En la fotografía que va a seguidamente vemos en 1965 a Abel sentado en la cabina de uno de los camiones de distribución y al hijo de este Luis, de pie junto a la puerta del vehículo.

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Inma me añade que aunque parezca increíble para aquellos tiempos, los patronos y obreros de este centro de trabajo llegaron un acuerdo para establecer un fondo de pensiones, que complementará el sueldo asignado por la seguridad social, al jubilarse o padecer una invalidez. Esto último es lo que le ocurrió a su padre, que tuvo que dejar el trabajo antes de la edad reglamentaria, por lo que le vino de perlas contar con ese suplemento.

Me añade que el lunes, por hoy día 14, ella tiene que ingresar en uno de los hospitales de nuestra ciudad para ser intervenida de una dolencia, en una operación de cierto riesgo, de la cual espera salir adelante. Por otra parte me indica que su pareja también sufre una enfermedad.

Es una conversadora agradable y a pesar de este panorama se expresa con optimismo y alegría de cara al futuro. Lo ve con una gran esperanza.

Así que yo que tenía preparado otro artículo para esta semana, me he decidido a hablar de esta historia, que podría ir en el capítulo de “memorias de un peatón”, publicarla en el día en que Inma será operada, y desearle desde aquí que todo salga perfecto.

¡Muchas gracias Inma por tu aportación!.