Ha muerto un torero

Toledo

Ha muerto de una cornada certera el matador de toros segoviano Víctor Barrio. Tuvo que ser en Teruel, tuvo que ser un toro de la ganadería de Los Maños llamado “Lorenzo” y tuvo que ser en un momento en el que el torero veía su futuro con optimismo y sentía que podía alcanzar esos puestos que sueñan todos los toreros, difíciles pero que a veces se consiguen.

Es verdad que a diario este tipo de noticias nos llegan y a veces nos cogen muy de cerca, pero con 29 años, sea torero, doctor, pastor o fontanero es un corte repentino e injusto a las ganas de vivir.

Hemos sentido la tragedia pero como podemos sentir la de cualquier chaval que a diario pierden la vida en su profesión, igual de injusta y la misma carga de pena nos invade. Ha muerto un torero, en la plaza, un toro le ha cortado la vida en segundos, las ganas de ser alguien en la profesión más difícil pero la más hermosa.

Lo peor de todo es que estoy leyendo muchas notas de personas que se alegran de la muerte de un torero con el solo argumento de “uno menos”. Hay que ser mala persona, tener la cabeza llena de telarañas para desearle la muerte a una persona y en este caso de un chaval de 29 años.

Ir contra la fiesta es tan legítimo como ir a favor; a nadie obligan a acudir a una plaza de toros pero estar en contra de la vida sobrepasa los límites de lo tolerable y ya estamos hablando de otra cosa.

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Al antitaurino más recalcitrante le deseo larga vida para poder confrontar opiniones e incluso que con argumentos y votos pueda acabar de una forma legítima con lo que sea menester.

La vida, lo social, la convivencia es otra cosa. Primero las personas y su libertad, después todo los demás; insisto, primero las personas.

Siento la muerte de un chaval con Víctor Barrio, como siento la de otros muchos que no aparecerán sus nombres en los titulares de los medios pero que también se juegan su vida.

Hoy nuestro reconocimiento y solidaridad a la esposa, padres y familiares de Víctor que este sábado en unos segundos el pitón traicionero de “Lorenzo” le segó la vida para siempre.

La vida continúa porque quien se pone delante y ama esta profesión sabe que ese peligro está ahí presente, si no estuviera sería otra cosa, de ahí la grandeza de este espectáculo.

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