Andalucía, norte de África (Negros y negritos)
Un "andaluz del sur de Europa que se siente orgulloso de ser del Norte de África", hace una defensa de los inmigrantes y lamenta que se les llame ilegales
Manu Sánchez reflexiona sobre 'Andalucía, norte de África'
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Sevilla
El otro día estuve en Andalucía, y fue en Jerez. Había negros y blancos; morenos y rosas palo, y oscuro rollito Obama, que ni tanto ni tan calvo. Había hombres y mujeres; moros y cristianos; ateos y protestantes; yorubas, evangélicos. Había payos y gitanos; había pobres y ricos, y un montón de los del medio de estatus “ahí, peleando”; políticos oficiales, futbolistas, “anarcas". Estaba Latinoamérica, vino hasta un mexicano y por no faltar de nada, y sin salirnos las cuentas, había hasta catalanes ejerciendo como hermanos. El otro día estuve en Andalucía, y fue en Jerez.
Se presentaba el primer y único club de fútbol de inmigrantes ilegales, pero los únicos ilegales aquí son todos los demás que todavía no se han presentado. Se presentaba un proyecto de integración para sin papeles en un mundo con fronteras que tiene desde hace tiempo sus papeles perdidos. Se reivindicaba el más humano de todos los derechos: el derecho a ser humano. Sin colores, sin fronteras, sin razas ni religiones. Se reivindicaba esa Andalucía que Blas Infante dijera que “es el continente que existe entre África y Europa”. El otro día estuve en esa Andalucía, y fue en Jerez. Cuántas veces intentaron atacarnos bautizándonos con desprecio con el más hermoso de los insultos jamás creado; Norte de África nos llaman, con la condescendencia de los soberbios que se sienten superiores en el continente de las vallas, los muros, los campos de concentración, las devoluciones en caliente, la ultraderecha de la marmota y la humillación al refugiado.
El continente que vive del turista que se convierte en inmigrante en cuanto se le acaba el dinero, de ponerle el culo al árabe si tiene petróleo mientras deporta a los moritos que vienen bajo camiones. Del sacrosanto sueño europeo con complejo de cabezadita ante el por lo visto maravilloso americano, que a mi, mirando los Trumpes de turno, más que sueño, me da la gran pereza americana. El continente que se vende barato porque más barato le compra al chino. El continente al que del titular “mueren 2.000 negros en el estrecho”, le molestaría más lo de negros que el hecho de que se mueran. Y nos quedamos más tranquilos si los que se ahogan para siempre huyendo de hambre y miseria son llamados “subsaharianos”, vaya a ser que los finados se molesten, y tenemos la poca vergüenza de llamar a eso “ser políticamente correctos”, que manda huevos poner políticamente y correcto juntos, como cuando nos ponemos paternalistas y para dejar claro que esto no es integración si no caridad hablamos de los negritos, y te juro que los negros que allí había medían 1,90, fuertes como el vinagre y con un pecho como de disfraz de romano que yo lo dejé muy claro, y si llega a saltar pelea yo era de los negritos.
Y es que cuando nos ponemos solidarios muchas veces es peor. Que entre negro y negrito pasa como con malo y malito, que el que está malo sólo tiene una gripe, pero el que está malito sabe que el ‘diminituvito’ ese se lo llevará ‘palante’. Y lo que no sé si es humo negro o negrito es que los productores de La Inquisición nos digan que “no es cristiano quemar a la gente”, y que con la que está cayendo con este tema, precisamente ahora, nos recuerden que no es de buen católico echar los muertos al mar.
El otro día estuve en Andalucía, y fue en Jerez; y había gente, mucha gente, y personas, muchas personas; y hubo risas, llantos y abrazos, y un montón de historias reales increíbles, y un proyecto de integración que bien vale un continente. Un proyecto de nombre Alma de África, y es que entre ser el norte de África y el sur de Europa no tengo dudas de lo que prefiero. Porque si esa Europa se empeña en seguir cerrando puertas, levantando muros y tratando de ilegales a personas que huyen de la miseria, condenándolas a morir mientras miramos para otro lado, como en su momento se hizo con el exterminio judío, esta Europa me da vergüenza.
Fdo: Un andaluz del sur de Europa que el otro día, entre leones y olivos, se sintió alma de África. Porque el otro día estuve en Andalucía, y fue en Jerez. El otro día me sentí orgulloso de ser el Norte de África.