Muere la librería Vara de Rey
Como cliente de la Vara de Rey, me considero personalmente agraviado, y no por los propietarios que ya advirtieron de la precariedad del sector
"La línea roja" de Matías Vallés (24/01/18)
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PALMA
Por qué no nos liberamos aunque solo sea por una mañana de nuestro odioso etnocentrismo mallorquín.
No importa que el motivo diste de ser jubiloso, porque vamos a llorar la muerte de la librería ibicenca Vara de Rey.
La mayoría de personas no viajan a Balears para leer, pero el cierre de una librería premiada hace solo un año por su arraigo demuestra que la comunidad ha optado por un turismo exclusivamente disipativo.
A quién le importa que la Ibiza contemporánea fuera inventada por los hombres más cultos de Europa.
Hoy, nada debe despistarnos del sol y playa.
Y sin embargo, la librería Vara de Rey significó desde hace cuarenta años una imagen tranquilizadora, el engranaje que sintonizaba el mito ibicenco con los valores clásicos.
Como cliente de la Vara de Rey, me considero personalmente agraviado, y no por los propietarios que ya advirtieron de la precariedad del sector.
En el periódico que compraba como cada mañana en Vara de Rey, me enteré en junio de 1982 de la muerte de Fassbinder, un espíritu tan libre como Ibiza.
Leí las crónicas sobre el fallecimiento en el barco a Formentera, el director alemán era más joven que hoy la Vara de Rey.
Renuevo ahora el dolor de aquella desaparición.
Si millones de turistas no dan para sostener alguna librería, aviados estamos.
