Ojos negros

Palencia

A menudo en Palencia tendemos a ser derrotistas, es decir a tener esa actitud pesimista al juzgar aquello que nos rodea y lo que desde aquí se hace; Sin embargo también tenemos bastantes ejemplos que debieran hacernos cambiar de opinión, lo que pasa es que no sé por qué nos cuesta mucho valorarlos como se merecen.

Si les dijera que nuestra provincia alberga la sede de una entidad que lleva más de cuarenta años trabajando en un sector puntero para nuestra economía, que tiene ámbito regional, que trabaja con un producto único, que por su calidad no puede tener competencia y que apuesta claramente por eso que llaman I+D, con un componente de innovación e investigación cada vez mayor...

¿Sabrían de lo que puedo estar hablando?

Quizá piensen en grandes empresas tecnológicas, del automóvil, telecomunicaciones... pero no, es bastante más sencillo, estaba pensando en nuestro lechazo churro.

Quizá más de uno al desvelar la respuesta habrá soltado un resoplido cargado de escepticismo pero seguramente a poco que nos molestemos en conocer este sector, nos sorprendamos.

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Ciertamente estamos hablando en el fondo de ovejas, y a menudo las ovejas huelen a oveja, lo cual hace que toda la carga glamurosa de cualquier proyecto innovador que podamos imaginar ya nos tire un poco para atrás y lo valoremos como algo menos importante.

Sin embargo desde la Asociación ANCHE, que precisamente ha tenido una Feria este último fin de semana, se realiza una labor muy importante para este sector tan estratégico de nuestra economía y están en un constante proceso de cambio participando de proyectos con universidades europeas para el control genealógico, mejora para la producción de leche y de lechazos, nuevos sistemas de identificación, de sanidad, alimentación o trazabilidad entre otros muchos.

Además todo este sector se extiende mucho más allá del productor e involucra a otros empresarios que apuestan por nuevas formas de transformación y comercialización encontrando múltiples derivados lácteos, lechazos ya cocinados y envasados al vacío listos para consumir y hasta experiencias de algo que podemos bautizar como ovinoturismo.

Y es que estamos ante algo en lo que somos líderes, imposible de copiar aunque a veces se trate de engatusar al consumidor con otros productos que pueden parecer iguales pero que no lo son y para distinguirlo nuestro lechazo churro está amparado por la figura de Indicación Geográfica Protegida que los consumidores tenemos que esforzarnos en exigir cuando lo compremos.

A pesar de tener en Palencia el mejor lechazo del mundo, nos encontramos con la paradoja que de no contar con el apoyo aún más comprometido y decidido de las administraciones, este patrimonio tan nuestro se encuentra en peligro de extinción y es bueno recordar que el patrimonio no son solo las piedras.

Apoyar a esta raza es apoyar un modo de vida, una herramienta para crear desarrollo en el medio rural ya que diversifica y mantiene tanto el empleo agrario como el derivado de la transformación y comercialización.

En definitiva, que no se nos olvide que esto también es estar a la vanguardia tecnológica aunque los que lo trabajan en muchas ocasiones vistan un mono y calcen botas de plástico.