La historia del agua en Tarancón a través del Pozo Ojicos
Gema Garrido nos cuenta la historia y evolución de este rincón taranconero en 'Callejeando por Tarancón'
Tarancón
Esta semana hemos traído la historia de la calle Pozo Ojicos a Hoy por Hoy Tarancón. Gema Garrido, autora del espacio 'Callejeando por Tarancón', ha sido la encargada de recopilar los datos de esta calle que comienza en la Avenida Juan Carlos I, casi enfrente de la Calle Escarchada, y termina en la Calle Fray Luis de León.
'Callejeando por Tarancón' con Gema Garrido (17/08/2018)
13:52
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HISTORIA DEL POZO
En el libro “Tarancón en la Historia”, D. Dimas Pérez explica que las tierras de Tarancón se ha caracterizado siempre por la abundancia de vid y cereal pero teniendo poco monte y agua. El río más caudaloso de la comarca, el Tajo, pasaba a tres leguas del pueblo; el Bedija, que era el río de Uclés, estaba a media legua; y el Riánsares, que era el único que podía considerarse propio, se secaba con frecuencia. También eran escasos los manantiales, tanto dentro como fuera del pueblo, aunque había muchos pozos, que también se secaban a menudo.
En ese contexto, a finales del S.XVI, el principal pozo de Tarancón era el llamado Pozo Ojicos, que en el lenguaje popular se había transformado en “Pozo Juicos”. También estaba el manantial de la Hontanilla, cuyo nombre significa ‘fuente pequeña’, y que abastecía de agua dulce a Tarancón y Belinchón.
Además existía una fuente dentro de la villa, la Fuente del Caño, situada en una pequeña hondonada por la parte meridional de la muralla que rodea la iglesia parroquial, cuya conducción se remontaba a la época árabe, aunque existe el convencimiento de que este manantial, nunca seco, estuvo en el origen remoto del asentamiento humano en Tarancón.
El nombre de la Calle Pozo Ojicos existía ya en el S.XVIII, cuando se realizó el Catastro de Ensenada. En él se explica que era una calle corta, con un ensanche en el que estaba emplazado el pozo público, que era muy antiguo y que su agua, aunque basta y escasa, sirvió durante siglos para los usos domésticos.
El agua de Tarancón fue siempre salobre y de muy mal gusto pero la del PozoOjicos era la que consumía la mayoría de la población, a excepción de algunos privilegiados, que podían traerla con sus propias caballerías de la Zarza (a unas dos leguas de distancia), o la compraban a los aguadores ambulantes.
En el S. XIX, Pascual Madoz elaboró un “Diccionario Geográfico-Histórico-Estadístico de España y sus posesiones de ultramar”, recopilando datos de otros diccionarios anteriores y recogiendo directamente datos mediante una red de colaboradores a los que les envió un cuestionario muy completo.
En el tomo XIV de este diccionario, que apareció en 1849, están contenidos los datos sobre Tarancón y su comarca. Ahí se habla de la existencia de tres fuentes en la villa: dos extramuros, la de los Hilos y la de la Hontanilla, y otra en el interior, la de Corpa. D. Dimas añade a esta relación la fuente del Caño, que era la principal dentro de la población y la de mayor caudal.
También se habla en el diccionario de Madoz de la existencia de varios pozos en las casas, para usos domésticos, y de un pozo público, denominado Pozo Ojicos, de ‘excelente agua’ y con una bomba para su extracción costeada por el Duque de Riánsares ‘para mayor comodidad del vecindario’. Hay que recordar que en 1899, Pedro Ramírez y su familia aparecían en empadronados en la Calle del Pozo Ojicos.
Según Pedro López Ocaña, el motor a vapor regalado por el duque sirvió para facilitar y asegurar el suministro de agua a los taranconeros. Funcionó hasta la llegada de la luz eléctrica, momento en que le instalaron otro motor, que funcionó hasta la llegada del primer abastecimiento desde Uclés y la primera red de tuberías urbanas.
En el libro “Tarancón. Guía del patrimonio histórico artístico”, Pedro Bru Rubiato recuerda que durante todo el S. XIX y hasta 1912 la población se abasteció del agua del Pozo Nuevo, situado en la carretera de Ocaña, y del Pozo Ojicos. Lo describe como una construcción cuadrangular de unos tres metros de altura, con cuatro óculos que sirven de respiraderos y con un pequeño adorno de forja encima del tejado.
Hay quien dice que el nombre de “Ojicos” se puede deber a esos cuatro ventanucos. En una Revista Malena de 1989 he encontrado un breve texto que dice que se pudo denominar Pozo Ojicos por el mote con el que se conocía al encargado de excavarlo.
Actualmente el pozo está cerrado por motivos de salubridad.
LA SOCIEDAD DE AGUAS NUESTRA SEÑORA DE RIÁNSARES
En el programa de fiestas 2015, Jesús Garrido escribió un artículo sobre “La sociedad de aguas de Nuestra Señora de Riánsares”, que me ha parecido interesante citar.
Además de la historia del Pozo Ojicos, Jesús cuenta en este artículo que la labor de mantenimiento de las fuentes y sus conducciones era llevada a cabo por guardas de aguas, antecesores de los actuales fontaneros, que limpiaban construcciones de ladrillo que protegían las cañerías y revisaban las fugas de las conducciones. Algunos de sus nombres y las fechas en que hicieron los trabajos quedaron grabadas con grafito o tiza en la galería abovedada del manantial del Caño Gordo.
En el texto cuenta también que había fuentes en la Huerta de los Hilos, en las Charcas del Torero, en el Arroyo de la Vega y en la Fuente del Amor. Además, estaban el Pozo Mella, el Pozo Amarillo, el Pozo Dulce, del de los Gitanos o el Pocillo de la Vía. Las aguas del río Riánsares, que estaban más lejos, se aprovechaban principalmente para apagar la sed de caballerías y ganados.
En el año 1902 se hizo expediente anunciando la subasta pública del arbitrio del agua de los pozos públicos. Viendo la necesidad acuciante de agua por el crecimiento de la población y de las industrias en Tarancón, se constituyó con capital privado la “Sociedad del Agua de Ntra. Sra. De Riánsares”, presidida por D. Crisanto Yunta.
En junio de 1903, con objeto de suministrar aguas propias, los hermanos Yunta hicieron en la Alameda del Roble, varias excavaciones y descubrieron un manantial de agua dulce, de excelentes condiciones potables e higiénicas. Este manantial se considera parte integrante de la Fuente Redonda.
El 2 de octubre de 1910 se nombró un guarda especial del lavadero del Caño que estaba encargado de la limpieza y vigilancia de las demás fuentes y, hacia 1911, la Sociedad de Aguas Nª Sª de Riánsares construyó un lavadero de grandes dimensiones en San Roque, del cual hoy no queda nada.
El 21 de junio de 1910 se constituyó la denominada "Sociedad de Aguas Potables de Ntra. Sra. Riánsares”, que se encargó de las obras de conducción de cañerías y depósitos desde el manantial el Roble, ubicado en el término de Uclés, con el propósito de suministrar agua a Tribaldos y Tarancón.
La llegada del agua a Tarancón desde los manantiales de Uclés supuso un hecho sin precedentes y se organizó un gran festejo el 15 de agosto de 1912, iluminando de manera especial la fuente y con una proyección de cine en la plaza pública.
Después de casi 20 años prestando sus servicios y cobrando por ello, la sociedad comenzó a tener problemas y el Ayuntamiento tomó cartas en el asunto, consiguiendo la municipalización del servicio en el año 1932.
El 6 de Agosto de 1932 el Ayuntamiento de Tarancón adquirió los bienes y derechos que la sociedad poseía en Uclés, Tribaldos y Tarancón para el abastecimiento de aguas. Una vez municipalizado el servicio de agua, se intentó mejorar y resolver sus graves problemas.
Durante el periodo republicano y la Guerra Civil costó mucho incluso mantener mínimamente el suministro de agua, ya que las redes estaban obsoletas y llegaba poca agua a los depósitos de distribución para una población que estaba en permanente crecimiento. Se adquirieron nuevos motores, los de gasóleo sustituyeron a los de gasolina y luego se pusieron eléctricos.
Ante la falta de agua hubo que realizar nuevos sondeos y captaciones y se inició una problemática con Uclés, a causa de las "fugas de agua" hacia las fuentes de esta ciudad.
En los años 50 se construyeron dos pozos de agua dulce, uno denominado de "Ayllón" y el otro del "Ayuntamiento". El nombre de "Pozo Ayllón" podría referirse a un concejal del Ayuntamiento de Tarancón que en los años 1933 y 1934 supervisó las tareas de captación y realización de drenajes y galerías para incrementar la cantidad de agua.
Durante el primer cuarto del siglo XX se hicieron prospecciones en los Asperones para cubrir las necesidades del matadero municipal situado en la plaza del Caño, pero no dieron los frutos esperados.
Posteriormente hubo más prospecciones y se adquirieron nuevos manantiales y depósitos, como el del Pozo Nuevo de Tarancón en 1940, situado en la Senda de la Paloma junto a la carretera de Santa Cruz; el paraje de los Molinos de Viento y, en 1974, una parcela en las Asomadillas, en el término de Rozalén del Monte, junto a la carretera de Uclés, que incluía un pozo de agua potable.
Además estaban los Depósitos del Cerro del Altillo, construidos por la Sociedad de Aguas en 1911 y ampliados en los años 90 con un nuevo depósito de más capacidad.
Actualmente es la Mancomunidad del Girasol la encargada de traer las aguas desde el Tajo hasta la Comarca de Tarancón y la empresa Aqualia o los propios Ayuntamientos los que gestionan las diferentes redes municipales y depósitos.