Ribera del Duero, la denominación más afectada por las heladas
Las bajas temperaturas han provocado daños en el viñedo, aunque la incidencia es desigual. En Cigales los daños superan el 10% y en Rueda no hay problemas
Estado de las cepas después de las heladas en Quintanilla de Onésimo / José María Francisco
Valladolid
Por segundo año consecutivo el hielo ha causado problemas en algunas zonas del viñedo del centro de la comunidad. Los primeros días de mayo dejaron el mercurio al filo de los cero grados, incluso con temperaturas bajo cero -especialmente la noche de San Pedro Regalado, 13 de mayo- en distintas zonas de las denominaciones de origen.
El impacto ha sido "desigual" y no hay una razón que justifique la existencia de secuelas tan diferentes en majuelos limítrofes . Los mayores daños se han registrado en la Ribera de Duero, aunque aún es pronto para realizar un análisis concluyente porque la evolución de las cepas será decisiva.
El ciclo de la vid registra un retraso de entre 12 y 15 días con respecto a la temporada pasada, cuando la brotación fue prematura.
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Agustín Alonso detalla en la SER los efectos de las heladas en Ribera del Duero
Así lo ha explicado en la Cadena SER Agustín Alonso, director técnico del consejo regulador de la Ribera, que estima que el mayor impacto ha sido en "las zonas más bajas".
La meteorología adversa se evidencia en la provincia de Valladolid: las cepas han quedado muy dañadas en Quintanilla, en fincas como Vega Sicilia. Sin embargo, en Sardón de Duero, concretamente en Abadía de Retuerta, no ha habido ningún problema, a pesar de la proximidad.
En la denominación de Origen de Cigales la repercusión ha sido "escasa". Se cuantifica en un 10% el impacto de las heladas. Águeda del Val, directora técnico del consejo regulador, limita los mayores perjuicios en Valoria.
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Jesús Díez afirma que las heladas han sido "nulas" en Rueda
Y menos daños aún en la denominación de Rueda. Jesús Díez, director técnico de la denominación de origen de Rueda, admite que la incidencia ha sido "nula".
A partir de hora los viticultores deberán encargarse de "prevenir" las enfermedades asociadas a la vid porque la meteorología es imprevisible. La esperanza es que las tormentas pasen dejando solo agua.
