Las chinches vuelven a Lavapiés
Las farmacias del barrio están atendiendo un caso cada día por picaduras de este insecto
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Madrid
Los vecinos de Lavapiés denuncian que las chinches han vuelto al barrio. Un problema que empieza a ser algo ya recurrente, porque con el calor, vuelven los picotazos de estos insectos. Las farmacias del barrio aseguran estar atendiendo cada día -como mínimo- un caso por este tipo de picaduras.
Hora 14 Madrid | Las chinches vuelven a Lavapiés
05:15
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“Es el problema de todos los veranos, es exagerado” asegura una de las farmacéuticas con las que hemos hablado. Su compañera apunta que “no es ni una casa ni dos, son muchísimas. Es continuo todo el verano llegando gente con picaduras”.
“Muchos vecinos se callan este problema por miedo a que les tachen de guarros” dice Manuel Osuna, presidente de la Asociación de Vecinos de Lavapiés. Además del tabú que existe en torno a las chinches, Osuna también señala que el alto coste de la fumigación, superior a los 300 euros, es un esfuerzo económico para muchos vecinos “que no se lo pueden permitir e intentan solucionarlo con insecticidas ellos mismos, algo que no acaba con las chinches de manera definitiva y vuelven a aparecer al poco tiempo”.
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Una de las circunstancias que ha podido influir en esta reaparición de las chinches es el turismo. Algunos expertos señalan que “las chinches pueden colarse en las maletas, o incluso, en las ruedas del equipaje y llevárselas a casa”. Además, “muchos jóvenes no han visto nunca una chinche y cuando ven los primeros picotazos creen que son mosquitos y le restan importancia”.
Los vecinos piden al consistorio que tome medidas y se fumigue, pero el Departamento de Control de Plagas del Ayuntamiento solo actúa en los casos derivados por los Servicios Sociales. José María Cámara es jefe de este servicio del Ayuntamiento de Madrid y asegura que “no es un problema exclusivo de Lavapiés, también se da en otras zonas”. Añade que las chinches “desaparecieron hace 20 años, pero han ido volviendo. Ya no es algo de la posguerra. Ahora viajamos más y con el desconocimiento de esta realidad es más fácil que se acaben colando en nuestras casas”.
