Sociedad

El "caso Cabacas", en el banquillo

Más de 6 años y medio después de la muerte de Iñigo Cabacas por una pelota de goma, 6 ertzainas se enfrentan a penas de 4 años de cárcel cada uno por un delito de homicidio por imprudencia grave profesional

EFE ARCHIVO

Bilbao

Desde este lunes y durante 14 sesiones, el "caso Cabacas" será protagonista en la Audiencia de Bizkaia. Seis agentes de la Ertzaintza (tres mandos y tres agentes) se enfrentan a cuatro años de cárcel y seis de inhabilitación por homicidio imprudente. Es lo que reclama la acusación particular, a pesar de que la Fiscalía, en su escrito de acusaciones, mantiene que no se ha podido determinar qué agente dió la orden de disparar y considera que estos hechos "no son constitutivos de delito alguno", por lo que pide la libre absolución de los imputados. El juicio se prolongará hasta el 9 de noviembre. Está previsto que más de 100 testigos conformen el cronograma de esta vista.

En la primera sesión declararán los seis acusados y en las 10 sesiones restantes comparecerán los testigos, de los cuales cerca de 70 son agentes de la Ertzaintza. dos sesiones posteriores se dedicarán a la prueba pericial y la última a las conclusiones de las partes y la lectura de informes.

Reportaje Isabel León sobre el caso Cabacas, a juicio 6 años y medio después

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La plataforma Iñigo Gogoan ha organizado una "vigilia" previa al inicio del juicio. Este lunes se concentrarán frente a los juzgados.

5 de abril de 2012

Iñigo Cabacas resultó herido de gravedad el 5 de abril de 2012 por la noche, en una carga policial que realizó la Ertzaintza, tras los incidentes registrados después del partido entre el Athletic y el Schalke 04. Una de las pelotas de goma impactó en  la cabeza del joven, que tenía entonces 28 años, lo que le provocó un traumatismo craneoencefálico. Cabacas falleció cuatro días después en el Hospital de Basurto.

Más de 6 años y medio de Instrucción

La magistrada instructora del caso, Ana Torres, dictó la apertura del juicio oral el 31 de marzo de 2016 contra tres mandos intermedios de la Ertzaintza y sobreseyó las actuaciones abiertas contra otros tres ertzainas de base. Posteriormente, la Audiencia de Bizkaia acordó que estos tres agentes, que habían realizado disparos de pelota de goma, también fueran juzgados, al estimar que era "precipitado" suspender el procedimiento respecto a los tres agentes que pudieron realizar disparos de pelotas de goma.

En el auto de la magistrada, considera que, si bien era "absolutamente imposible" determinar "quién fue el autor material del fatal disparo", que acabó con la vida de Iñigo Cabacas, los tres mandos acusados "ordenaron directamente disparar o bien, siendo el mando superior, permitieron que los agentes bajo su mando efectuasen disparos con pelotas de caucho en condiciones que infringían los más elementales principios profesionales básicos de actuación". Sostiene que "se infringieron las normas elementales de prudencia profesional", ya que la distancia, desde el punto de disparo de los agentes y las personas, era "inadecuada, siendo la suficiente para causar letales resultados". También argumento que, al efectuar disparos con pelotas de goma, se ponía "necesariamente en riesgo la seguridad de las personas congregadas en el lugar". A su juicio, además, en el momento en el que se produjo la carga de disparos con pelota "no ocurrían circunstancias de grave riesgo que hicieran necesario el uso de pelotas".

Cambio de protocolos

La muerte de Iñigo Cabacas por una pelota de goma provocó modificaciones en la actuación policial de la Ertzaintza. Para empezar, una de las primeras medidas que se impuso fue la prohibición de utilizar material antidisturbios a los agentes de Seguridad Ciudadana. A partir de entonces, las escopetas "Benelli" quedaron restringidas a los agentes de Brigada Móvil (antidisturbios). Fuentes policiales reconocen a la SER que no se han vuelto a utilizar desde la muerte de Cabacas y es que, se sustituyeron, además, por otras lanzapelotas menos lesivas, con pelotas/cartuchos de caucho.

Otra de las medidas que se implantó fue la identificación externa de los agentes, con un código visible en sus uniformes. El distintivo está compuesto por dos números, dos letras y un símbolo que representa la categoría profesional del ertzaina.

 
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