La última intervención de Fernando el Católico en Cortes es el documento del mes

Plasencia

El Rey Fernando el Católico, pasó casi un mes en Plasencia antes de fallecer en Madrigalejo el 23 de enero de 1516, camino del Monasterio de Guadalupe. Es por ello, que sus últimos tiempos de vida están muy unidos a la ciudad. De ahí que el Archivo Histórico de la ciudad de Plasencia elija como documento del mes de noviembre el último discurso que el Rey y Regente pronunciara ante las Cortes de Castilla en verano de ese año de 1515.

Las Cortes se reunieron en Burgos entre el 7 de junio y el 11 de julio. En ellas se aprobó legalmente la incorporación del reino de Navarra a la Corona de Castilla. Aquel reino, debilitado tras una larga guerra civil, fue ocupado casi sin resistencia por el Duque de Alba en 1512, aunque la Baja Navarra ultrapirenaica continuó como reino hasta su anexión por Francia a finales del siglo XVI.

En este discurso el Rey Católico va desgranando una serie de asuntos que habían afectado a su regencia en los últimos tiempos. Entre ellos su propio estado de salud, ya que se refiere a su “yndispusiçion”, en referencia a los achaques de sus 63 años, así como por las hierbas que tomaba con la esperanza de lograr sucesión con la reina Germana de Foix, su segunda esposa, tras el nacimiento y muerte del hijo de ambos, Juan, en 1509.

Los afrodisiacos que tomaba el Rey incluso lo relatan cronistas de la época, entre ellos el placentino Galíndez de Carvajal, quien en su MEMORIAL o Registro Breve de LOS REYES CATÓLICOS cuenta que «un potaje que le fue dado en Carrioncillo, cerca de Medina, para exercitar la potencia, le había causado aquel mal (…), con sabiduría de la Reyna Germana, su segunda Muger, porque deseaba mucho parir del Rey, por haver la sucesión de Aragon y Napoles».

También habla el Rey refiriéndose a la sucesión del príncipe Carlos, su nieto y futuro Carlos I de España y V de Alemania, y al engrandecimiento de los reinos que él había procurado incluso con la animadversión de parte de la nobleza castellana que no veía con buenos ojos su regencia.

En cuanto a política internacional, Fernando el Católico muestra su disgusto por la camarilla flamenca que asesoraba a su nieto Carlos que se mostraba abiertamente inclinada a una alianza con Francia, persistente enemiga de la Corona de Aragón.

Continuaba el rey aseverando que dejaba el Reino de Navarra unido al de Castilla y no a la de Aragón y que no perdía la esperanza de engendrar nuevos hijos con su segunda esposa.