Extrapolar = extrahelados

Málaga

Como suele suceder cada vez que hay urnas, ya se ha desatado la euforia de las extrapolaciones. En fin, es lógico. Hay municipales en primavera, y, en un momento de alta inestabilidad, resulta sugestivo tratar de asomarse al futuro para saber qué va a pasar, qué puede pasar.

Desde luego eso es muy tentador; sin embargo, convendría no conceder demasiado crédito a las conclusiones, no mucho más que si mirásemos en los posos del café o los hígados de un pato como hacían los viejos arúspices. Las municipales serán, definitivamente, muy distintas.

De hecho, es posible que antes haya generales; y cambiará aún más el escenario. El futuro no va a ser lo que era, eso seguro.

En todo caso, en unas elecciones autonómicas, como en las generales, es más fácil votar despachando emociones lejanas, como Cataluña o la inmigración, entre el catálogo de hartazgos. O sea, es fácil imaginar un voto a VOX, en Málaga o en Sedella, por el cabreo del golpismo catalán con ese molt honorable president que llama a sus conciudadanos españoles “bestias taradas”; pero no es lo mismo cuando se trata de escoger alcalde, pensando en el ruido, las luces de Navidad, el transporte público, la suciedad o el SARE. Cuesta imaginar, en definitiva, que Cataluña influya en quién vaya a ser el alcalde de Málaga…. o de Sedella.

Con todo, una vez dicho que no hay que creer en las extrapolaciones… wow, ¡qué interesantes son las extrapolaciones! Ironías aparte, vienen curvas y va ser un año electoral de grandes sorpresas.