Armengol deja el sillón vacío

Palma

Nadie elige su calendario de enfermedades, y quién mejor que una farmacéutica para decidir los medicamentos y tratamientos que le convienen cuando atacan los virus, pero la indisposición que alejó ayer a Francina Armengol del Parlament parece diseñada por Pedro Sánchez.

El sillón vacío de la presidenta en la cámara contagiaba el desánimo a sus filas y a los espectadores neutrales.

El mazazo de las inversiones menguantes en Balears requería de una intervención urgente de Armengol, y no precisamente para celebrar el tinte social de los Presupuestos de Sánchez.

Que me perdonen los chicarrones de Ondarroa, pero la presidenta del Govern tenía que agarrar por las solapas al presidente del Gobierno, y no soltarlo hasta que doblara su ridícula inversión, la mitad de la media.

¿O acaso Armengol entendió mal a Sánchez en La Moncloa, y captó la media donde le hablaban de la mitad?

Nunca lo sabremos, pero Armengol se perdió ayer el día más importante de la legislatura.

Hubiera sido mejor presentar el sillón vacío como un acto de protesta, y anunciar que la presidenta no volverá a ocuparlo mientras perdure la agresión de Madrid.

Por suerte para el PSOE, después habla Biel Company, y hasta el PP preferiría que el sillón del jefe de la oposición también estuviera vacío.