Cuando la globalización adelanta a la tradición churrera
Valencia
Las fallas huelen a pólvora y saben a churros y buñuelos con chocolate. No hay más que pasear por el centro de Valencia para encontrarse en cada esquina uno de esos puestos de masas fritas que, desde primera hora, 'atufan' a aceite frito las calles.
Comerse los churros al acabar la fiesta en la verbena a las 04:00 horas de la madrugada con unas copas de más, pasear en familiar para ver fallas y descansar para disfrutar con una buena taza de chocolate y unos buñuelos o simplemente, quedar para merendar chocolate con churros, un plan en sí. Todo esto parece que está cambiando con la irrupción de aplicaciones móviles para pedir comida a domicilio. Ahora, desde casa podemos pedir, a través de nuestro 'smartphone' que un repartidor nos traiga los churros a casa.
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Durante estos primeros día de fallas ya podemos ver a los primeros repartidores de Glovo comprando en los puestos de churros y buñuelos comida que van a acabar repartiendo a otros clientes. Quién sabe, igual es el principio del fin de una tradición.