Con tres mascotas, ya les vale
A partir de la segunda o tercera mascota, el derecho del propietario convierte en víctimas a sus vecinos

"La línea roja" de Matías Vallés (12/03/19)
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Palma
El alquiler turístico lo cobra el propietario del piso y lo pagan los vecinos.
El rechazo no tiene nada que ver con los turistas, sino con la contaminación propia de una actividad industrial.
Vistas las condiciones de hacinamiento en que trancurre cada vez más la vida balear, lo mismo puede decirse de las mascotas.
A partir de la segunda o tercera mascota, el derecho del propietario convierte en víctimas a sus vecinos.
Y si me apuran al conjunto de ciudadanos.
Ante la suciedad evidente para quien pasee por Palma, el Ayuntamiento decidió limitar a tres el número máximo de perros o gatos en un piso.
Los beneficiarios de esta medida nos quedamos en silencio, en tanto que quienes han convertido su casa en un arca de Noé protestaron enfurecidos, con el apoyo del PP.
Imaginemos que todas las casas de Palma albergaran a tres mascotas, si es que no se ha superado ya esta proporción.
Entendemos la aspiración a la superioridad moral de quienes tienen diez perros y gatos en su domicilio pero, dado el impacto urbano, me atrevo a decir que con tres mascotas ya le vale.
La limitación del turismo permite tratar mejor a los turistas, y lo mismo ocurre con las mascotas, con perdón de las segundas.




