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La leyenda de la muerte de Viriato en la Ciudad Encantada de Cuenca

Además, otras historias de tumbas y necrópolis a lo largo de la historia y del territorio de la provincia

Tormo Alto de la Ciudad Encantada. / Cadena SER

Cuenca

Desde la antigüedad el enterramiento a nuestros seres queridos ha sido una prioridad. ¿Los lugares para los enterramientos eran elegidos o eran improvisados? Encontramos enterramientos en la provincia de Cuenca necrópolis con numerosas tumbas excavadas y estudiadas que nos aportan una visión de la época a la que pertenecen. Además, recordamos la leyenda que relata el deseo de un pastor lusitano que eligió la Ciudad Encantada para su descanso eterno. De todo esto hablamos en el espacio Misterios Conquense con Sheila Gutiérrez y Miguel Linares en Hoy por Hoy Cuenca.

La leyenda de la muerte de Viriato en la Ciudad Encantada de Cuenca

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En la provincia de Cuenca se han encontrado decenas de enterramientos, señales y datos que nos ayudan a ubicar poblados, su pensamiento acerca de la muerte, de cómo eran sus ajuares funerarios y rituales. Pero también contamos con necrópolis como la hallada en la cuidad de Segóbriga. Que no sólo tiene una, sino que se han documentado hasta cuatro. Esto no es algo inusual ya que la antigua ciudad romana de Segobriga, al igual que el resto de ciudades del Imperio, contó con varias necrópolis a lo largo de su historia. Existen períodos diferenciados.

En las primeras décadas del siglo I d. C. se colocaron algunas incineraciones infantiles en urnas junto a la muralla de la ciudad, posteriormente se creó una necrópolis al noroeste de la ciudad, donde se localizan los restos de un monumento funerario decorado con incineraciones en urnas de vidrio.

A ambos lados de la vía principal de entrada a la ciudad por el norte se excavaron más de 200 tumbas casi todas ellas fechadas entre los siglos VI y VII d. C., conocido como la necrópolis visigoda.

A los pies de la ciudad, por su lado norte, tumbas de época islámica, una necrópolis de la que se han excavado algunos enterramientos. Y una última zona de enterramiento, donde las inhumaciones estaban situadas también a ambos lados de la vía de acceso a la ciudad por el norte, del que se han excavado 63 enterramientos, con una serie de ajuares en los cadáveres y muy cerca de su posición original.

Teatro romano de Segóbriga de noche. / Luces del Pasado

Se ha llegado a la conclusión de que, entre los siglos IV y VI d. C, los cuerpos estarían orientados hacia el Oeste, en ataúdes de madera, y colocados en fosas, que en ocasiones, se cubrieron con piedras planas a modo de sepultura.

Y aunque la mayoría de los enterramientos aparecen sin ajuar, algunas sepulturas se encuentran restos de collares, pendientes, anillos, alfileres, etc. e incluso monedas, asemejándose a los ritos funerarios comunes a otras necrópolis hispano-romanas.

Sabemos que esta necrópolis se extendió a lo largo de un área de 200 metros al noroeste de la ciudad. Algunas veces, las sepulturas aparecen aprovechando las estructuras anteriores. Que la disposición de las sepulturas excavadas no presenta ningún orden, incluso que algunos difuntos fueron desplazados para la colocación de otro miembro de la familia, fallecido poco tiempo después de haber sido enterrado el primero, dándonos a pensar que las sepulturas contaron con alguna forma de señalización exterior, que permitía reconocer el lugar donde habían sido enterrados.

Ercávica

El eremitorio de Ercávica, un eremitorio, es un término relacionado al religión, empleado para hacer alusión al lugar al que se retira y donde realiza sus actividades el eremita, persona que elige profesar una vida solitaria, sin contacto permanente con la sociedad. Situado en la ladera sur del yacimiento romano de Ercávica, formado por una ermita excavada en la roca, alrededor de la cual se habría establecido la comunidad religiosa, datada entre los siglos VI-VII del período visigodo, existen algunos enterramientos.

En la parte superior y alrededores, nos encontramos una necrópolis formada por 50 sepulturas de forma rectangular, de tamaños diferentes e irregulares, lo que nos indica que se realizaron enterramientos de tanto de niños como de adultos, sin ningún tipo de detalles ni grabados, con una orientación este-oeste, que como los estudios arqueológicos han revelado también pertenecen a la época visigoda.

Ruinas de Ercávica en Cañaveruelas (Cuenca). / monsaludyercavica.es

La leyenda de Viriato

Se cree que en la Antigüedad algunos de estos emplazamientos se elegían por la creencia de que aquel lugar era mágico, como nos cuenta la leyenda de la muerte de Viriato, a quien incineraron en uno de los lugares más emblemáticos de Cuenca, en La Ciudad Encantada. Exactamente alrededor del Tormo Alto, figura que casi desobedece las reglas de la gravedad.

La leyenda nos habla que Viriato, pastor lusitano vino a ocupar Segóbriga tras derrotar a las tropas romanas, quien en su recorrido por tierras conquenses se enamoró de una bella joven, con quien se casó, tal era su amor por ella que nunca estaba sola, siempre iba custodiada por un grupo de hombres de total confianza. Cuando Viriato estaba largas estancias fuera y sobre todo cuando estaba herido hacía que su mujer le visitara allí donde estuviera.

Y esto es lo que ocurrió en una ocasión. Viriato estaba herido, y en la vuelta de un viaje de su amada, fueron atacados por un grupo de romanos que les perseguían y acechaban sin tregua. Si no capturaban a Viriato capturarían lo que más amaba, pero no contaban con que el capitán que protegía a la mujer dirigió a sus hombres de manera que aguantaron la emboscada de sus atacantes.

En una de esas visitas y con los romanos pisándole los pies, los enamorados estaban dando un paseo por la Cuidad Encantada, lugar del que Viriato estaba fascinado, sobre todo por aquella Esfinge que es como llamaron al Tormo Alto los hombres que la encontraron, pensando que se trataba de algo mágico.

Le dijo a su amada que si moría de forma natural quería ser enterrado bajo aquel capricho de la naturaleza, y si lo hacía en batalla quería ser incinerado y que sus cenizas se esparcieran en aquel lugar.

Un lugar que sirvió para orientar a los que transitaban por la Ciudad Encantada, o como también decían la representación de algún dios posiblemente de origen griego, o el lugar donde la diosa lunar castigaba a los infieles convirtiéndolos en piedras. Emplazamiento elegido por Viriato para su descanso ya que para él, era la representación de su Dios.

Viriato fue asesinado por de tres de sus guardias a cambio de dinero, por lo cual su cuerpo fue llevado e incinerado en el lugar que él había pedido, tras un ritual que realizaban tras sus victorias. Danzaban alrededor del fuego, ofrecían sacrificios animales. Comieron y bebieron hasta el amanecer y sus cenizas fueron esparcidas por toda la Ciudad Encantada, y a día de hoy no son pocos los testimonios que nos relatan que por lo menos un día a la semana si miras hacia el Tormo se ve el reflejo de una hoguera.

 
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