El vuelo mágico de un conquense a Roma en 1527 y unas luces misteriosas en Buendía
El licenciado Torralba, nacido en Cuenca y juzgado en esta ciudad por la Inquisición, viajó por el cielo en el siglo XVI junto al ángel Zequiel. Además, una aparición luminosa atemorizo a unas mujeres en el la Alcarria en 1555
Cuenca
Sucesos y testimonios que en la Antigüedad se les dio una explicación con origen divino, pero que en la actualidad son casos estudiados por la ufología. Una evolución de criterios que nos acercan al fenómeno ovni, historias como la del licenciado Torralba y su amigo “especial” que quizá perteneciera a un lugar muy lejano. Y un suceso que ocurrió en Buendía donde una luz fue vista por unas mujeres que estaban rezando quienes creyeron que habían sido elegidas para un mensaje divino. Casos y hechos que fueron estudiados por los inquisidores, abriendo investigaciones para dar una explicación más racional a aquellos fenómenos. De esto hablamos esta semana en el espacio Misterios Conquenses con Sheila Gutiérrez y Miguel Linares, como todos los martes en Hoy por Hoy Cuenca.
El vuelo mágico de un conquense a Roma y unas luces misteriosas en Buendía
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Según la Biblia, en el Libro de los Reyes I y II, el profeta Elías ascendió al cielo en un torbellino, en un carro de fuego tirado por caballos de fuego, hecho que se consideró un suceso de origen divino, milagroso. Pero quizá en la actualidad y tras los muchos testimonios que tienen características similares podríamos estar hablando de casos relacionados con avistamientos, contactos, o incluso abducciones, secuestros realizados por extraterrestres.
Cuando hablamos de extraterrestre no nos referimos a esos hombrecillos verdes o grises de grandes ojos que nos vienen a la mente, preferimos que la balanza se incline hacia la definición con la que trabaja la ciencia, la ufología, en la que denominan extraterrestre a todo ser vivo originario de algún sitio ajeno a la Tierra, con toda la amplitud de posibilidades que eso conlleva.
En la actualidad, muchos de los casos que conocemos han sufrido transformaciones y cambios a la hora de dar una posible explicación a aquellos sucesos en los que luces, seres extraños y desapariciones son los protagonistas.
El licenciado Torralba y Zequiel
Eugenio Torralba tenía una relación muy especial con Zequiel, un ángel que le hacía volar a Roma. En unas pocas horas iba y venía, viajes en los que era conocedor de acontecimientos futuros. Pero sus vivencias con aquel ángel que para otros era un duende o demonio, le hizo que fuera encarcelado, juzgado, y reconciliado si juraba no volver a tener contacto con aquella criatura. Un caso inquietante ya que venía de boca de alguien ilustre, erudito y admirado por muchos.
Estamos hablando de un testimonio que quizá fue adornado con algo de fantasía, pero aun así es difícil de entender, ya que si algo no hubiera de cierto en dichas palabras, no sería lógico que alguien como el doctor Torralba pusiera en juego su profesión y sobre todo su credibilidad. Una historia por la que incluso Cervantes se interesó incluyéndola en El Quijote, en una conversación que mantiene con Sancho, en la que describe uno de esos viajes a Roma. “Acuérdate del verdadero cuento del licenciado Torralba, a quien llevaron los diablos en volandas por el aire, caballero en una caña, cerrados los ojos, y en doce horas llegó a Roma y se apeó en Torre de Nona, que es una calle de la ciudad y vio todo el fracaso y asalto y muerte de Borbón, y por la mañana ya estaba de vuelta en Madrid, donde dio cuenta de todo lo que había visto; el cual asimismo dijo que cuando iba por el aire le mandó el diablo que abriese los ojos, y los abrió y se vio tan cerca, a su parecer, del cuerpo de la Luna, que la pudiera asir con la mano y que no osó mirar a la tierra, por no desvanecerse”.
Lo interesante es la descripción que el Licenciado Torralba hacía de su amigo, su acompañante, que según la documentación que encontramos de cientos de testimonios, la casuística y características estaría dentro e incluida en la larga lista de avistamientos y contactos con seres de otros mundos, galaxias o no sabemos muy bien de dónde, podríamos resumirlo de una manera muy general: Zequiel sería un extraterrestre.
¿Por qué un duende sí y un extraterrestre no? En sus testimonios describía a aquel ser como un ángel bueno, que le aconsejaba, que predecía el futuro. Zequiel incluso le llegó a dar dinero cuando lo necesitaba. Creo que nos suena un poco a las características de las apariciones marianas que en la actualidad son tema de estudio, ya que en muchos testimonios como en los de Fátima los primeros contactos se asemejaban más a un ser extraterrestre, como un humanoide, que aun ser celestial.
Tenía una apariencia bondadosa, que le transmitía paz, con la tez blanca, vestido con una especie de túnica negra. Que le visitaba sin ningún orden, a veces cuando con luna nueva, otras en menguante, a diferentes horas. Siempre era él el que elegía el momento de la aparición sin hacer caso a las peticiones del licenciado Torralba. Esto nos hace volver a la teoría de contactos espontáneos, efímeros sin ningún patrón. Como ocurre entre algunos casos de contactados.
Describe situaciones que rozan la teletransportación, distorsionando nuestro concepto de tiempo y espacio. Difíciles de darle explicación. Sólo era capaz de echar cuentas del tiempo que había estado fuera del lugar o lugares exactos donde había estado y lo que allí había visto. Pero no era capaz de describir como había sido, ni como se había producido el desplazamiento. Sólo recordaba que en ocasiones la guía que llevaba resplandecía como el fuego.
Una luz misteriosa en Buendía
Recordamos también un hecho ocurrido en Buendía en marzo de 1555. En el camino de Villalba del Rey se encontraba una cruz de madera a la que todo el mundo la llamaba ‘La Cruz del Calvario’. Era un lugar donde la gente iba a rezar, a pedir por sus enfermos y a dar gracias por concederles los favores y peticiones realizadas en otras visitas.
En unos informes sobre casos y procesos realizados por la Santa Inquisición nos encontramos con la toma de declaración de unas mujeres que fueron testigos de lo inexplicable. Narraban que un día de los muchos otros que habían acudido a rezar a la Cruz del Calvario algo llamó su atención interrumpiendo de inmediato sus oraciones. Se percataron de que algo ocurría en el cielo, era como un destello. Un destello que más tarde se convirtió en algo muy definido.
Lo describieron como una luz brillante en forma de cruz y no dudaban de que aquello era la sagrada forma. Todo comenzó como un destello y poco a poco fue creciendo, al principio como si una línea de luz fuera alargándose, lo que más tarde se convirtió en una gran cruz.
Y no sólo describieron la evolución de aquella luz, sino que era tan clara y definida que incluso dieron datos de cómo era en dimensiones. Según estas mujeres era del tamaño de la verdadera cruz del Calvario, que quedó flotando sin moverse de lugar y que este fenómeno duró una media hora aproximadamente. Al principio se sorprendieron, no sabían muy bien lo que estaba ocurriendo, pero que tras unos minutos el miedo se apoderó de ellas.
Pero no estaban asustadas por lo que veían, si no por su significado. Estaban convencidas que aquello tenía un origen divino y celestial. Lo que les daba pavor era el mensaje que les estaba dando. Era una manifestación de un milagro, en el que Jesucristo crucificado venía para avisarlas del que el fin del mundo se acercaba, el fin de nuestros días y todo por nuestro nefasto comportamiento y falta de fe.
En muchas de estas apariciones divinas son unos pocos los elegidos para ser dignos de aquella visión o mensaje. Pero en esta ocasión estas mujeres no fueron las únicas testigos del suceso. Era la hora de regreso de leñadores y pastores. Venían de vuelta de sus tareas diarias cuando de repente una luz acaparó toda su atención, algo les invitó a mirar hacia el cielo y allí estaba esa cruz.
Describen el suceso muy similar al de las mujeres, lo único que añadieron era que la cruz emitía unos destellos muy brillantes y era de colores muy vivos, lo que hacía que pudieran dejar de mirarla. También estaban totalmente convencidos de que el suceso era milagroso y no cabía en sus pensamientos en que el origen pudiera tener otra explicación que no estuviera relacionado con lo divino.
Los testigos en conjunto narraron como la cruz brillante, tras una media hora flotando, se fue desplazando lentamente hacia la cercana ermita de San Sebastián, donde se escondió detrás de una nube y desapareció. Un hecho que quizá en la actualidad nos esté haciendo pensar que quizá se tratara de algún artefacto aéreo y no estamos hablando necesariamente de ovnis.
Tras estudiar los testimonios en los que queda constancia que el fenómeno existió y que fue visto por un grupo numeroso de personas, se abrió una pequeña investigación donde testimonios como el de María de Hontova se tuvo en cuenta para esclarecer los hechos. En él describe que, cuando se encontraba rezando junto a la cruz, la pareció que una luz la iluminaba, que pensó que aquello era un hecho milagroso, que quizá la avisaba de que necesitaba creer y orar más. Narró la evolución y desaparición de aquella luz, con las mismas características que lo habían hecho los demás testigos.
El veredicto final de aquella investigación se cerró con la explicación más común dentro de los muchos sucesos que en la actualidad han sido recogidos por la ufología. Lo resumieron en que aquello había sido fruto de un fenómeno meteorológico y punto y final.