Matas se confiesa
Los ciudadanos han de resignarse al premio de consolación porque de la fiscalía Anticorrupción no puede esperarse nada más

"La línea roja" de Matías Vallés (12/06/19)
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Palma
Desde el lunes, se me va el tiempo defendiendo la confesión a bajo precio de Jaume Matas en el caso Son Espases, el mayor ejemplo de corrupción de la historia de Balears.
Esta calificación histórica no es arbitraria, el constructor Villar Mir declaró en la comisión que el Congreso de los diputados dedicó a la corrupción del PP que “no me daban obra pública en Balears porque no pagaba comisiones”. Solo falta precisar que el tres por ciento del presupuesto de Son Espases son treinta millones de euros.
Matas no está acusado de ningún cobro, sino de prevaricación, fraude y tráfico de influencias.
Se niega a admitir una pena de 32 millones de multa, una cifra que solo es comprometida para quienes pueden pagarla.
La pena de nueve meses pactada a cambio de la confesión suena a otro regalo de la fiscalía Anticorrupción a Matas.
Sin embargo, quienes conocen al expresident saben que nada le duele más que confesar un delito, que encajar con la definición que le adjudicó su correligionario Carlos Iturgaiz, “es un chorizo”.
Los ciudadanos han de resignarse al premio de consolación porque de la fiscalía Anticorrupción no puede esperarse nada más.
Disolverla íntegramente es menos cruel que mantenerla en su lamentable estado actual, otra victoria del sector privado sobre el público. Sobre usted, sin ir más lejos.




