Un hombre salva la vida en la Feria de Utrera, 'cardioprotegida', gracias a un desfibrilador

Sevilla

El pasado cuatro de septiembre, en los inicios de la Feria de Utrera, Manuel Pérez Alés, teniente coronel médico destinado en la Base de Rota, estaba tomando el fresco fuera de su caseta, ‘El Alboroto', cuando se percató de que había un hombre tirado en el albero y que un enfermero conocido suyo de nombre Juan Castro, le estaba haciendo la maniobra de reanimación. Cuando se acercó y vio la gravedad de la situación, se puso a atender a este hombre, joven, cuya mujer y dos hijos miraban aterrorizados la escena.

Fue entonces cuando alguien le acercó un desfibrilador que definitivamente reanimó a este hombre de la parada en la que se encontraba porque, al segundo ‘chispazo’, recobra la conciencia. Y es que tener conocimiento de reanimación cardiopulmonar y un desfibrilador cerca puede salvar una vida y más en situaciones tan concurridas de público como una feria.

Este desfibrilador no estaba en la caseta' El alboroto' por casualidad, porque Utrera lleva, desde hace ya más de 4 años, siendo “cuidad cardioprotegida”: la Policía Local y los Bomberos, así como el centro de control de emergencias de Protección Civil-situado junto a la caseta municipal, en la calle Toná número 7-, han sido dotados con desfibriladores.

El que salvó la vida de este hombre provino de la propia caseta de Manuel Pérez Alés porque, precisamente, el presidente de ‘El Alboroto’ es uno de los dueños de una empresa dedicada a la fabricación de estos desfibriladores. Fue el empeño del Ayuntamiento de Utrera en tener desfibriladores y el interés de unos particulares lo que ha hecho que un infartado, hombre joven con dos hijos, pueda seguir vivo.

En el programa Hoy por Hoy Sevilla han hablado tanto el médico Pérez Alés, como la portavoz del Ayuntamiento de Utrera Mª José Ruíz, artífice de la implantación en la localidad de los desfibriladores. Escuche la entrevista completa:

Cada año, en España se producen en torno a 25.000 paradas cardiacas extrahospitalarias al año. Esta patología afecta a una población con una edad media en torno a los 60 años y, en muchos casos, es la primera manifestación de una enfermedad cardiaca silente hasta ese momento. La supervivencia de muchas de las víctimas depende de que se apliquen las técnicas básicas de reanimación cardiopulmonar en los primeros tres o cuatro minutos, lo que puede aumentar las posibilidades de supervivencia en más del 50 por ciento de los afectados.

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La disponibilidad de un equipo de desfibrilación eléctrica precoz, que puede ser utilizado por personal ajeno a la profesión sanitaria con la realización de un curso básico de entrenamiento, añade el recurso más eficaz para restablecer el ritmo cardiaco viable y reducir al máximo el riesgo de muerte.