Nazis en Madrid
La mano derecha de Hitler, Himmler, visitó Madrid en octubre de 1940. Fue recibido por Franco y realizó varias visitas por la ciudad llegando incluso a asistir a una corrida de toros y a ver el Museo Arqueológico Nacional
Nazis en Madrid
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Madrid
El sábado 19 de octubre de 1940, Heinrich Himmler visitó España. Más allá de los contactos de Estado entre la Alemania nazi y la España franquista, la llegada de la mano derecha del Führer no era casual. El Jefe Supremo de las SS buscaba estudiar sobre el terreno nuestra historia más remota. Y Himmler no tardó en rendirse al fulgor y la magia que cubrían nuestra arqueología.
En aquella visita de apenas 3 días, Himmler siempre estuvo acompañado de un siniestro personaje: Julio Martínez Santa-Olalla. Comisario General de Excavaciones, Santa-Olalla era un arqueólogo germanófilo, formado en Alemania en donde había abrazado las ideas del nazismo. El arqueólogo burgalés negaba nuestro origen ibérico y, al igual que Himmler y sus secuaces nazis, creía que descendíamos de pueblos celtas de origen europeo, uniendo así su historia con los visigodos en la Edad Media. Para agasajar al delegado de Hitler en España, durante su visita a Madrid, Himmler fue premiado con varias visitas, hoy podríamos decir que turísticas, a los lugares más emblemáticos del centro peninsular. Visitó Toledo en busca del Grial (literal), algo que ya había hecho en Montserrat. Además se le organizó una excursión a Castiltierra en Segovia, para ver unas excavaciones visigodas en donde iba a ver a los ancestros arios de los españoles. Lamentablemente la excursión no pudo realizarse porque ese día cayó la del pulpo y los coches y las carreteras no eran como las de ahora.
Himmler en Madrid
Pero conservamos dos referencias singulares del paso de Himmler por Madrid. En primer lugar está su visita al Museo Arqueológico Nacional. Allí pudo disfrutar de varios tesoros visigodos y de la réplica de la Dama de Elche que aún estaba en París en el Museo del Louvre y que seguramente tras esta visita, Himmler aceleró su devolución a España.
No menos singular fue su asistencia a una corrida de toros en las Ventas, espectáculo que por lo que sabemos, no debió de ser de su agrado ya que, dicen, se mareó. A quién se le ocurre llevar al ideólogo de los campos de exterminio a una plaza de toros. En qué cabeza cabe…