Balears duda por primera vez del turismo
Temer a los hoteleros era otra forma de reconocerles su poder, ahora se les mira intentando averiguar si saben algo de su negocio o si funcionan al tun tun

"La línea roja" de Matías Vallés (25/09/19)
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Palma
Más de un ciudadano de Balears ha abierto hoy preocupado la nevera, y se ha tranquilizado al comprobar que los alimentos seguían ahí tras el hundimiento de Thomas Cook.
Olvide pues por un momento los millones de euros perdidos y por perder, o los millones que han cobrado los gestores de Thomas Cook para hundir a conciencia su negocio.
El mayor problema no es la quiebra económica de la agencia de viajes más antigua del planeta, ni la quiebra moral de quienes se negaron a verlo, sino la quiebra de confianza de los ciudadanos en una actividad que hasta ahora se consideraba sagrada, el turismo.
Hasta el balear más moderado ha blasfemado en alguna ocasión contra el exceso de turistas, aunque no todos hayan llegado al extremo de efectuar una pintada con un ‘Tourists go home’.
Sin embargo, y por encima de las molestias, la industria de los forasteros era una realidad incontestable.
Hasta ahora, porque Balears duda por primera vez del turismo.
Temer a los hoteleros era otra forma de reconocerles su poder, ahora se les mira intentando averiguar si saben algo de su negocio o si funcionan al tun tun.
Las crisis colocan a las cosas en su sitio. Así ha ocurrido con Thomas Cook, solo cabe esperar que no se trate de una enfermedad contagiosa.




