Buena persona, mal periodista
Incluso en sentencias judiciales se nos llama los perros guardianes de la democracia

"La línea roja" de Matías Vallés (09/10/19)
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Palma
Los asuntos más inesperados suscitan los debates más intensos.
Por ejemplo, más de la mitad de los varones se ponen calcetines que no son del mismo par ni color exacto, al menos una vez por semana.
Sin embargo, hoy elegiremos un asunto de menor calado, hemos de decidir si una buena persona puede ser un buen periodista.
Sostengo que no, aunque tampoco todas las malas personas son buenos periodistas.
La última vez que discutí este asunto crucial, mi interlocutora era Isabel San Sebastián.
Se enfadó ante la sola hipótesis de que las buenas personas sean incompatibles con los buenos periodistas.
Conociendo su trabajo como dura periodista de trinchera, me sorprendió que le preocupara tanto ser buena persona.
No le puedo acompañar en esa consideración, hasta los malos periodistas hemos traicionado en alguna ocasión a quien nos confió un secreto, los manuales sajones insisten en que debes estar dispuesto a hacerlo.
Aparte de que incluso en sentencias judiciales se nos llama los perros guardianes de la democracia.
Aunque algunos lo quieren traducir por perros falderos de la democracia.
Y aunque haya periodistas que se preocupan más de ser malas personas que buenos periodistas




