Absueltas las tres mujeres procesadas por la 'procesión del coño insumiso'
Sevilla
El juez David Candilejo ha absuelto a las tres mujeres que fueron juzgadas por portar en andas una vagina de plástico junto a la Basílica de La Macarena porque considera que no pretendían ofender los sentimientos religiosos de nadie ni incitaron al odio. Rocío, Antonia y Olga se enfrentaban a los 3.000 euros de multa por un delito contra los sentimientos religiosos que les pedía la Fiscalía y a un año de prisión que solicitaba para cada una de ellas La Asociación de Abogados Cristianos..
Según la sentencia, "las acusadas participaron en una actividad de protesta que puede gustar o no, que puede ser considerada una mamarrachada o no, que puede ser compartida o no, pero tenía una finalidad concreta, incardinada en el intenso debate social del momento sobre la reforma de la ley del aborto", que quería impulsar el ministro Alberto Ruiz Gallardón. El magistrado también afirma que ninguna de las mujeres incitó al odio porque "no efectuaron arengas ni proclamas" para ello.
El magistrado dice que expresiones que se oyeron en la llamada "procesión de la anarcofradía del santísimo coño insumiso y el santo entierro de los derechos socio-laborales" no se le pueden atribuir a una persona concreta. Entre esas proclamas se dijo que la Virgen María también abortaría o que se iba a quemar la Conferencia Episcopal. El juez también explica que cuando pasaron por la Iglesia de La Macarena no existieron confrontaciones ni insultos dirigidos a nadie.
David Candilejo está de acuerdo en que las acusadas "lo que hicieron ofendió claramente a muchos católicos, practicantes y devotos, pero también es de destacar que hay católicos también practicantes y devotos que no se sintieron expresa y directamente atacados".
El juez reconoce que no comparte ni las formas ni el modo de protestar de las acusadas. " Para ensalzar la feminidad, para poner a la mujer en el sitio que le corresponde y que ciertamente merece, no es necesario, a juicio de este juzgador, sacar a la calle una vagina de plástico y si se saca, para ensalzar la feminidad de la manera poco glamurosa que acabo de exponer, tampoco es necesario desde luego hacerlo en una ciudad como Sevilla, dotando a dicha vagina de corona, manto, flores a los pies, andas, penitentes, pseudo banda de música e incluso mujeres de mantilla".