El Mediterráneo sigue siendo un gran cementerio

Alicante

Hace ya algún tiempo les hablaba de la llegada de pateras a la costa alicantina y de lo poco que nos preocupaba su procedencia. Siempre se ha especulado con la existencia de buques nodrizas que escapan a los radares de costa o a la relación entre el tráfico de personas y el de drogas.

Habrá quien hable de que nos quieren invadir o haga otro tipo de afirmaciones demagógicas. También, ya saben, ahora que estamos en campaña, se puede sacar el socorrido argumento del efecto llamada. No es mi caso ni mi interés.

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El problema de la falta de interés por el tema, que no se evalúe la situación en toda su complejidad, como una cuestión global, puede alimentar estas interpretaciones.

Lo que está sucediendo en el Mediterráneo -aunque no solo, también se producen estos movimientos en el Atlantico y Canarias- es algo complejo, que debe llamar a la Unión Europea a identificar su magnitud, analizar las causas, las consecuencias y a tomar medidas.

Tenemos la obligación de evitar que nuestro mar siga siendo un gran cementerio y de atender el problema en origen: ayudando a los países de procedencia para que mejoren sus condiciones de vida.

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