No cambies de espejo
Las promesas de fin de año no han de ser bonitas, sino eficientes

"La línea roja" de Matías Vallés (31/12/19)
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Palma
Las promesas de fin de año no han de ser bonitas, sino eficientes.
Cuántos años más piensas empezar asegurando que dejas de fumar, que aprendes inglés o que te pones a dieta.
Incumplidas todas las propuestas tópicas, hay que ser creativo.
Dado que no puedes renunciar a las limitaciones de tu cuerpo sin esfuerzos agotadores, niégate por lo menos a vivir tan pendiente de él.
Comprometiéndote por ejemplo a dejar de mirarte en los espejos.
Es la mejor receta contra el narcisismo y contra el envejecimiento.
Mucha gente lo hace, pero es más difícil de admitir que un vicio secreto.
Marlene Dietrich suprimió los espejos de su casa, pero tiene más mérito si los mantienes abiertos y dejas de mirarlos.
Y si no puedes mantenerte al margen de tu imagen, como mínimo no cambies de espejo.
Tu espejo tradicional no te miente, pero te conoce y por eso intenta disimular tus flaquezas.
Un espejo desconocido es brutal y descarnado, no le importa tu autoestima.
Cambia de trabajo, de amigos o de peluquero, pero ni se te ocurra ponerte en manos de un espejo nuevo.




