Las víctimas reales de la borrasca

Palma

La borrasca que en Gloria esté se trata como un espectáculo.

Un espectáculo trágico, pero bajo las reglas de cualquier otra técnica de provocar asombro en el espectador.

Una tragedia necesita víctimas para ser creíble, y desde el fin de semana se atribuye a ‘Gloria’ cualquier incidente violento que resulte en heridos o en fatalidades.

Esta generalización sería inofensiva si no supusiera una afrenta a las víctimas reales.

Hace poco más de un año, Mallorca vivió los efectos dramáticos de una torrentada.

Trece muertos en media hora, donde todos ellos fueron sorprendidos desprevenidos, sin conciencia del riesgo, sin alternativa.

Ninguno de ellos se había acercado imprudentemente a la costa para sacarse un ‘selfie’ con el oleaje.

Estas trece son víctimas reales.

Ahora bien, si un barco emprende la vuelta a Mallorca más rápida de la historia, y la embarcación hubiera encallado en un percance que por suerte no se produjo, en ningún caso podría hablarse de un efecto de la borrasca.

La Guardia Civil se apresuró ayer a descontar el efecto de ‘Gloria’ sobre un accidente con tres muertos en Aragón.

Mal anda un país, cuando la sensatez se concentra en sus fuerzas armadas.