Kesha, cómo hemos cambiado
Aunque la locura sigue rigiendo su música, la cantante ha conseguido mayor estabilidad artística tras diez años de carrera
Fuenlabrada
Acaba de cumplir diez años de carrera discográfica pero la californiana Kesha, cuya música es siempre ejemplo de vida desenfrenada y fiesta por todo lo alto, no ha hecho ningún juego numérico en su nuevo álbum, ‘High road’, que ha presentado con una pegadiza propuesta de pop dance con toques de un nada pretencioso gospel titulado ‘Raising hell’. Aún por el mismo camino de poner banda sonora a los momentos más alocados, Kesha cada vez es más dueña de su propio destino y de sus propias producciones. También una década se cumple del que sigue siendo su mayor éxito.
Kesha, cómo hemos cambiado
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A finales de 2009 y después de unos años como asalariada de un sello discográfico para el que componía canciones, la apuesta empieza a ser su propio nombre y su propia imagen de chica joven, atrevida y fiestera. ‘Tik tok’ llegó al número uno de medio mundo (antes de la popular aplicación de vídeos para móvil que arrasa ahora en el orbe) y fue el preludio perfecto para su primer disco, que vio la luz unos meses después, ya en 2010, bajo el título ‘Animal’. Cabe recordar que la apuesta no era del todo a ciegas, porque antes de su single se presentó de la mano de Flo Rida en los coros de la canción ‘Right round’.
Por cierto que Kesha decidió no aparecer en el vídeo de este absoluto exitazo porque no quería dar una imagen equivocada, demasiado sexualizada, y tampoco quería perder las riendas de una carrera que aún no había comenzado. Demostraba carácter una artista que, volviendo a su primer álbum, lanzaba un mensaje claro: aquí hemos venido a pasarlo bien. El abuso del autotune, los temas sencillos y hormonales y el descaro estilístico sellaron la propuesta que defendía Kesha y que también tenía otros ejemplos como ‘Your love is my drug’.
A pesar del enorme éxito que estaba alcanzando en Estados Unidos, Kesha siguió colaborando en composiciones para otros artistas, pero sobre todo quiso aprovechar el momento para, antes de acabar el año, sacar un EP, ‘Cannibal’, con canciones como ‘We r who we r’ y volver a la cima de las listas.
Tras una exitosa gira, Kesha volvió a componer e intentó dar un toque más pop rock a sus canciones, aunque finalmente la electrónica volvía a protagonizar el disco ‘Warrior’, de 2012, a veces de manera algo apabullante como en el single ‘Die Young’, nuevo éxito que, sin embargo, no alcanzó las cotas de los anteriores.
La ola que cabalgaba era tan grande que llegó a protagonizar una serie documental autobiográfica en la MTV. Su mayor éxito llegó en 2013 de la mano de uno de los mayores reyes musicales de los últimos tiempos, Pitbull, con el que colaboró en ‘Timber’.
Luego de estar en lo más alto, Kesha cayó en la mayor depresión de su vida que se canalizó en una descarnada lucha judicial contra su productor, Dr.Luke, al que acusó de abusos sexuales, de drogarla, de no cumplir acuerdos contractuales y de usar la violencia para obligarla a seguir sus órdenes. Él, por su parte, contraatacó con otra querella por difamación, ya que creía que la ofensiva de Kesha sólo buscaba una excusa para romper su unión laboral. La Justicia no vio pruebas de las acusaciones de la cantante, que antes había ingresado en una clínica por graves trastornos alimenticios. Una vez recuperada reapareció de manera espectacular.
Con una imagen muy diferente pero, sobre todo, que es lo que nos interesa, con un discazo maravilloso, ‘Rainbow’, publicado en 2017 y con el que Kesha demostraba su magnífica técnica vocal acompañada en ocasiones con apenas un piano como en el single, ‘Praying’, pero también con un despliegue soul que mereció nominaciones en los Grammy por la fantástica interpretación de canciones como ‘Woman’.
El disco fue una demostración de la riqueza musical y la amplia paleta estilística que podría llegar a manejar Kesha, que ha salido reforzada con una carrera quizá no tan exitosa como en sus inicios pero sí más sostenida y consistente. Nos vamos a despedir con una magnífica colaboración, 'Body talks', que tejió en 2018 con el grupo de rock británico The Struts y que le venía como anillo al dedo.