Palma tuvo una movida
El patrocinio colectivo de aquella movida correspondía a Peor Impossible, donde tocaba o algo así una tal Rossy de Palma

"La línea roja" de Matías Vallés (03/02/20)
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Palma
Palma también tuvo una movida.
Fue una turbulencia urbana modesta, sin las pretensiones revolucionarias de Madrid o Vigo.
Gabriel Cañellas no era Tierno Galván, por lo que la movida a la mallorquina tenía un componente adicional de transgresión.
En ningún caso les distraería con esta evocación nostálgica, si no fuera porque dos acontecimientos recientes devuelven la movida a la actualidad.
La primera es la resurrección del festival Pop Rock, un certamen gamberro cuya escasa fiabilidad queda acreditada en cuanto que me tuvo de jurado.
La segunda circunstancia es la muerte de Asun, solo Asun, que en la historia de la Mallorca reciente queda unida al bar Minim’s y a la Plaza Gomila, todavía hoy el enclave mítico y místico de la histotria de la ciudad.
Desde su trono, Asun regentó un reino de fantasía que liquidaba las fronteras, donde no se le preguntaba a nadie de dónde venía, y mucho menos adónde iba.
El patrocinio colectivo de aquella movida correspondía a Peor Impossible, donde tocaba o algo así una tal Rossy de Palma.
En plena efervescencia, el sida acabó con la movida, y ni siquiera era verdad.
Desde entonces no ha habido nada parecido, seguramente por nuestra culpa.
Ahora parece que se ha hecho de noche. En aquellos tiempos, siempre había una noche más.




