El virus pone a prueba nuestro atractivo
Si un virus inhumano reduce moderadamente las cifras de visitantes a Balears que los humanos irracionales han permitido, el coronavirus habrá supuesto una bendita corrección para el turismo

"La línea roja" de Matías Vallés (10/03/20)
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Palma
A estas horas ya podemos confesar que hay cosas que hemos dejado de hacer por culpa del coronavirus.
Y también hay cosas que no hemos dejado de hacer por el coronavirus.
Ahora solo se trata de averiguar si las vacaciones en Balears pertenecen al primer grupo o al segundo.
Es decir, un humilde virus pone a prueba nuestro atractivo en el mundo exterior, cómo se atreve.
Durante décadas, y pese a los lloros de los hoteleros, ha bastado con levantar la persiana, por recurrir a la gran frase de Jordi Pujol popularizada estos días por Jaume Font.
Balears abría por vacaciones, y quince millones de turistas se precipitaban sobre las islas, no todos ellos borrachos.
Hoy, los empresarios que no solo se creían los inventores del sol y playa, sino los inventores del sol y de la playa, se muestran sobrecogidos.
Peligra la mitad de su fortuna, se ha secado la liquidez.
Las autoridades se han puesto de su parte y solo cuentan medias verdades, equivalentes a medias mentiras.
Si un virus inhumano reduce moderadamente las cifras de visitantes a Balears que los humanos irracionales han permitido, el coronavirus habrá supuesto una bendita corrección para el turismo.




