Diario de una periodista confinada: tercera semana
Así es mi día a día desde que convertí el salón de mi casa en un improvisado estudio de radio
A Coruña
Día 15 (30/03/2020)
Diario de una periodista confinada. Día 15 (30/03/2020)
02:56
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17 días encerrados y 15 trabajando desde casa. Salir algún día a la calle parece una utopía y la no socialización ya semeja hasta ser normal. Raro. La mente se amolda a la situación de tal manera que lo que antes era "normalidad" resulta raro. Hasta en la ficción. Justo antes de esta crisis sanitaria cayó en mis manos un libro. "Lo raro es vivir". Coincidencia o no esta novela de Carmen Martín Gaite cuenta cómo la mente es libre y crea universos paralelos, realidades que ¿por qué no? son más reales que la propia realidad. Universo "raro" como lo que hoy vivo dentro de mi casa. Sus bosques imaginarios me resultan más verosímiles que, por ejemplo, el hecho de que la protagonista baje al bar a hablar con un camarero o que entre en un metro plagado de gente. Situaciones a día de hoy... "raras".
Hoy ahí fuera empieza una parálisis productiva casi total. Se mantienen los servicios esenciales y los medios de comunicación lo son. Parece raro. La información lo es. Los periodistas lo somos. Qué raro parece esto en una sociedad en la que ésta, la nuestra, es una profesión infravalorada, muchas veces vilipendiada y todas la veces mal pagada. Mentimos, manipulamos y maquillamos la realidad. Lo raro es informar bien para todos. Con la pandemia se han instalado los ERTES, pero también con la pandemia los profesionals tenemos que cuidar aún más lo que decimos y cómo lo decimos.
En uno de mis grupos laborales de watsapp se ponía de manifiesto este fin de semana que en ocasiones los datos oficiales no reflejan la realidad. Y de eso también estamos preocupados. Como raro nos suena que Pedro Sánchez diga que los medios de comunicación están haciendo "una labor importante de pedagogía de asesoramiento", sobre todo, para los colectivos más vulnerables. Raro es conseguir el terrible equilibrio entre "dar el dato puro y duro" y "cuidar el bienestar de la sociedad". Raro suena que sobre nosotros pese una responsabilidad social, un colectivo "raro" que para algunos no vale ni un euro y no lo sacan ni para pagar un periódico o una suscripción. Si lo que dice Sánchez es verdad parece raro que los gobiernos no muevan ni un dedo para garantizar nuestra viabilidad sin afectar a nuestra independencia. Raro.
Quizás "la hibernación" me permita acabar el libro y que después... la persona que me lo regaló me lo dedique. Seguro que sí, amiga. "Lo raro es vivir". Un día más o un día menos. Que la radio no pare.
Día 16 (31/03/2020)
Diario de una periodista confinada. Día 16 (31/03/2020)
02:30
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18 días encerrados y 16 trabajando desde casa.
Cuando estás confinada... el tiempo ahí fuera se mide desde la ventana. La sensación térmica, como otras muchas cuestiones, es irreal. 18 días aquí dentro te confiere el superpoder de superar la barrera del frío o el calor. La calidez se instala, que no la templanza, y crees que ya no existen las estaciones y eso que sabemos que la primavera ha llegado. Lo hizo sin pedir permiso en mitad del estado de alarma. Cuando confinas en un piso, el bajón de las temperaturas se nota a las ocho de la tarde. Que ha pasado de ser "la hora del bizcocho" a ser "la de los aplausos". Así, en frío y sin rima. Chistes aparte, fue a esa hora cuando el mayor notó que su piel reaccionaba al fresco que entraba de lleno en el salón y su cara de asombro volvió a hacerme pensar en este encierro.
Ayer nevó y lo hizo donde hemos pasado los mejores momentos de nuestra vida. Allí hoy también están confinados pero quizás no con el hermetismo del urbanita. En esta situación he decidido no hacer planes más allá de los menús diarios y de la intendencia "laboeducodoméstica" pero en ese rincón de la esperanza, que yo tengo muy bien amueblado, guardo un billete para volver y poder respirar ese aire y ese fuego intenso que sólo de esa manera abrasa allí la tierra caliza. Cuando seamos libres... quizás nos daremos aún más cuenta, con la piel de gallina, de lo afortunados que somos. Dicen que la nieve es sinónimo de buen presagio. En enero seguro que sí... en tiempos de coronavirus quizás el vale de suerte no caduque hasta abril.
Todas las madrugadas antes de entrar en el salón para trabajar, compruebo las posturas que Morfeo adapta en los pequeños durmientes. Les tapo, entró en mi estudio y enciendo el flexo. Hoy al pequeño le tuve que poner la parte de arriba del pijama. El fresco de la madrugada contrasta con el calor del día. Siempre aquí dentro. No se qué pasara cuando pongamos un pie en el asfalto. Quizas tengamos que vestirnos como para coger un telesilla.
Y al tercer lunes... nevó. Ha sido un día más o un día menos. Que la radio no pare.
Día 17 (01/04/2020)
Diario de una periodista confinada. Día 17 (01/04/2020)
03:07
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La música... después de 19 días encerrados en casa se hace necesaria. Ayer mismo compré un altavoz para el móvil con el objetivo de poner a todo volumen esas canciones que nos dan alas aunque estemos entre cuatro paredes. Soy consciente de que debo comprar en el comercio de proximidad... pero en tiempos de confinamiento cada vez que llega el chico de Amazon... es como si llegarán los tres Reyes Magos, todos en uno, juntos, en plena madrugada del seis de enero. "Mamiiiiii.... Amazon!". Saltos, gritos, "abre la puerta", "¿abriste abajo?", "no, abre tú", "abreeeee, que no puedo". Y después de las carreras por el pasillo, llegó el sonido envolvente. También un nuevo teclado y una alfombrilla... que, como los hermanos pobres de la tecnología, quedaron relegados a ser abiertos en último lugar. Estuvimos toda la tarde poniendo música. En orden de gustos y por orden de prioridades, primero las de los niños, claro, y luego salimos a la ventana. Tengo que decirles que con menos éxito del que esperábamos. Hubo un momento en el que creímos que podríamos ser un tal David Guetta en pleno extasis del Ushuaia o un Josiño Destroyer en plena sesión de tarde de Bambina, pero no... creo que, de momento, nos faltan voltios y destreza...
En crisis mundiales, los artistas sacan a pasear a sus musas, confinadas en tiempos de horarios y vida social, y ayer también pudimos escuchar dos nuevos temas compuestos por el hermano músico. Con más devoción que Pattie Boyd o Jane Asherlas... estos conciertos domésticos nada tienen que envidiar a aquellos multitudinarios que, sin coronavirus, montaban de los de Liverpool en plenos años 60.
La música. Hoy se cumplen 19 días... y 500 noches. Y este mes nos preguntaremos quién nos ha robado el mes de abril.
Hoy el mayor se ha despertado demasiado pronto... y ha venido conmigo al estudio del salón. Ha llegado justo antes de entrar en la ronda de temperaturas de toda Galicia. Hablamos de las seis y media la mañana. Ha aparecido con los ojos a medio abrir, pelo alborotado y aún con los sueños resbalando por el pijama. En otras ocasiones, debo meterlo en la cama y prometerle que, si se vuelve a dormir, volveré para el desayuno, incluso antes de que se dé cuenta. Hoy no me voy y poco después el pequeño se enreda en mis pies mientras sigo escribiendo. Hoy compartimos estancia haga lo que haga. Es aún de noche y mi voz dando las noticias es como oír llover o escuchar música ambiente... cuando quieres la escuchas y cuando no... forma parte del salón. Ventajas de la cuarentena. Vamos sumando sensaciones. Ha sido un día más o un día menos. Que la radio no pare.
Día 18 (02/04/2020)
Diario de una periodista confinada. Día 18 (02/04/2020)
03:13
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Día 20 de confinamiento y ya casi no pensamos en cuando volveremos a salir a la calle. La concienciación, y la concentración, dentro de casa es tal que cuando el otro día les dije que en Italia los niños iban a poder salir de casa una hora al día, mi emoción exaltada, que pensaba iba a ser generadora de alegría y saltos explosivos, provócó poco menos que una completa abulia momentánea. Después de un breve silencio, de esos en los que de las cabezas de los inerlocutores se pueden ver como salen los bocadillos de los comics en forma de pensamiento, la respuesta del mayor al anuncio napolitano fue: "Ya... pero el problema es que no saben que, si nos dejan salir, vamos a salir todos juntos". Yo, perpleja, callé. Y aunque me daban ganas de reir... lo cierto es que creo que soy más optimista de lo que las circunstancias requieren.
Dicen que los sueños nacen en un porcentaje indeterminado de lo que se vive en la realidad. Hoy soñé que me daban un premio... no sé excatamente porqué. De regalo, iba de vacaciones a Canarias. A un resort de esos de pulserita. No se si resulta más extraño que me den un premio o que yo vaya a un "todoincluido" a cualquier parte. No me atrae eso de estar en una tumbona viendo la vida pasar y creo que en la lista de "cosas que tengo que hacer postconfination" la de ir a un resort se va a caer de la vida. O no, nunca se sabe. Hoy cuando sonó el despertador acababa de mirarme perpleja esa pulsera y cuando a las seis de la mañana me levanté, para encender el flexo y el quantum, aún guardaba esa sensación de estar rodeada de palmeras y piscinas. Poco después la radio me contaba que esta madrugada han llegado dos pateras a las islas Canarias.
A la península han dejado de llegar. En ellas iban adultos, pero también niños. Huyen de su realidad también en tiempos de coronavirus. Y a mi se me vienen a la cabeza todos esos que "huyen" cómodamente a sus segundas residencias con jardín y piscina, algunos también llevan pulseras, cuando sólo se les ha pedido que se queden en casa. O aquellos que vaciaron las estanterías de los supermercados al inicio de todo esto pensando únicamente en el bien propio. Si en una pandemia queremos huir y no pensamos en el otro, quizas algunos empiecen a entender lo que llega a hacer la especie humana para huir de una guerra. Una guerra de verdad.
Los niños hoy no se despertaron hasta bien entrada la mañana. Cada vez cuesta más iniciar el día. No se si ellos soñarán con resorts... lo que no creo es que sueñen con salir a la calle... a la vista de la respuesta a mi emocionada noticia. No les veo el bocadillo con los sueños. Sí las sonrisas que en el pequeño se transforman en carcajadas aún durmiendo. Ha sido un día más o un día menos. Que la radio no pare.
Día 19 (03/04/2020)
Diario de una periodista confinada. Día 19 (03/04/2020)
02:10
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21 días en confinamiento y doy fe de que el hábito lo hemos adquirido. Dicen que tras tres semanas de practicar algo o poner en marcha una acción, el día 21 ya pasa a formar parte de ti. Y sí. Estar en casa ya casi lo vemos hasta normal. Y somos afortunados. A las puertas de la semana Santa, esta vez no hay planes, no hay objetivos y no hay quedadas. Pero dentro de casa habrá dos días sin tareas, los santos, y si nos ponemos igual hasta montamos una procesión. La Cofradía del Santo Encierro.
Y somos afortunados. Lo somos por que al día 21 seguimos bien. Acostumbrados incluso. Cogiendo hábitos en una paz intradoméstica que no todo el mundo disfruta. De puertas para dentro cada uno sabe lo que tiene y estos días también me acuerdo de las víctimas de violencia machista. A su cruz se ha sumado una cárcel, en donde en su propia celda le ha tocado su verdugo. No hay salidas para ver a esa amiga confidente, tampoco para salir a pasear antes de que el ogro haga saltar las alarmas y deba volver al redil. Ellas más que nunca llevan la procesión por dentro. Decirles que hay teléfonos y aún en estado de alarma pueden salir a denunciar.
Hoy, viernes antes de Semana Santa, ha sido día de notas. No ha habido carreras saliendo del cole con las mochilas cargadas y un sobre enorme en la mano adornado con un dibujo. No ha habido apertura oficial de ese sobre y tampoco sobre de postalillas por las buenas calificaciones. Pero sí notas vía telemática, como parece que va a ir todo en el este futuro a corto plazo. Son muy buenas... que te pille una pandemia con menos de dos dígitos de edad tiene sus ventajas. Ellos y muchos de nosotros somos afortunados. Ha sido un día más o un día menos. Que la radio no pare.