María, 83 años: "No me da miedo estar sola"

Córdoba

María tiene 83 años y vive sola en su piso de 2 habitaciones en el sector sur, en la capital cordobesa. Depende de su bombona de oxígeno y tiene algunos problemas de movilidad, de ahí que antes del confinamiento apenas bajara a la calle para acudir a la farmacia.

Desde hace más de tres semanas, su nieto no come en casa con ella tras salir del colegio. Un almuerzo que le preparaba su nuera, que sigue enviándole comida. "Ahora (mi nieto) me llama. Se queda un rato conmigo hablando por teléfono. Le digo vente aquí conmigo y me dice que no puede. Yo le digo: ya vendrás, hijo".

María cuenta con las visitas semanales de su hijo, que le deja en la puerta la compra y todo lo que necesita. O le lleva las cosas al interior si son muy pesadas mientras ella deja la puerta abierta. "Viene con mascarilla", nos explica. A veces, lo ve llegar desde la ventana, en la que apenas asoma la cabeza por su altura. Mantienen el resto del contacto por teléfono.

"Veo la calle, me paseo a la cocina, por el salón...". A María le encanta la televisión. Le entretiene en tantas horas de soledad. Su vecina la ayuda, avisándola para bajar su basura, o por si necesita algo de la tienda.

Una auxiliar de ayuda a domicilio va dos veces en semana, "pero si un día tiene que ir a comprarme algo, ya no puede hacer nada más". Entiende que debería ir un día más para sentirse bien atendida, pero se "apaña". También recibe la llamada de Cruz Roja cada viernes para ver cómo está y charlar un rato.

Se le acaba de estropear el calentador y mientras busca una solución para que se lo arreglen, calienta agua en la cocina y se asea con esmero.

Asegura que no tiene miedo a la soledad, aunque reconoce que echa de menos a su marido, que falleció hace más de 3 años. Y que debe tener "cuidadito para que no me caiga". Tiene otro hijo en Madrid con el que habla por teléfono.

María es risueña, resuelta y habladora. Asegura que a pesar de las circunstancias, no pierde el ánimo. "Hija mía, eso no lo pierdo nunca, eso no". Como ella, miles de personas mayores viven solas este confinamiento, en el que el apoyo familiar, comunitario y de la administración es esencial.