Retiran el gel desinfectante de la cárcel porque las internas se hacían 'cubatas'
Funcionarios de la prisión barcelonesa de Brians pillaron a reclusas emborrachándose con el hidrogel mezclado con refresco de cola
Barcelona
La prisión de Brians 1 ha ordenado la retirada del gel desinfectante, después de que los funcionarios pillaran a un grupo de internas emborrachándose mezclándolo con refresco de cola, según explican fuentes penitenciarias a la Cadena SER. Pasó en la biblioteca del módulo de mujeres.
La cárcel de San Esteban de Sesroviras instaló los hidrogeles la semana pasada en la entrada de los módulos y también en la zona de las cabinas telefónicas, para garantizar la higiene en tiempos de pandemia. Cinco días después ordenaba la retirada de los geles de los módulos donde están las mujeres para evitar que el resto de internas acabaran embriagadas con cubalibres improvisados, según explican trabajadores del recinto.
A pesar de que algunos geles desinfectantes no tienen un altísimo contenido alcohólico, se desaconseja ingerirlos porque pueden ser tóxicos. De hecho, se recomienda llamar inmediatamente al Servicio de Información Toxicológica o ir al médico de urgencia en caso de beber este elemento desinfectante.
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Paradójicamente, algunos de estos líquidos desinfectantes que ahora se encuentran en todos los establecimientos pueden proceder de vinos o licores. Desde el inicio del Estado de Alarma, varias destilerías y bodegas de todo el Estado han ofrecido parte de su excedente para elaborar geles hidroalcohólicos.
La chicha: licor penitenciario
Los combinados de hielo desinfectante y refresco de cola no son el único brebaje alcohólico artesano que se encuentra en las cárceles catalanas. En los centros penitenciarios los internos también fabrican lo que se conoce como "chicha", una bebida de baja graduación alcohólica que elaboran a través de sobras de comida. Lo hacen mezclando frutas como manzanas, peras, melocotones o cualquier pieza muy madura, además de azúcar, migas de pan, yogur y agua.
El procedimiento es muy simple. Los internos aprovechan una garrafa de cinco litros de lejía vacía, introducen cuatro piezas de fruta madura, previamente aplastadas. Añaden el azúcar, el agua, las migajas de pan y una cucharadita de yogur. Después tapan la garrafa, remueven y la esconden bajo la litera. A partir del quinto día, consumen el licor.