Las islas de las lunas de miel
Si el Govern desea que Balears sean islas consagradas exclusivamente al turismo familiar, como mínimo ha de transmitir claramente su objetivo

"La línea roja" de Matías Vallés (16/07/20)
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Palma
Siempre hay que escuchar al exconseller de Turismo Celestí Alomar, el martes en esta emisora.
El creador de una ecotasa, que nadie discute veinte años después, culpa al famoso sector de pretender una salida de la crisis turística en las mismas condiciones que condujeron a ella.
Es decir, los supuestos innovadores desean que todo siga igual, salvo que carecen de turistas para poner en práctica sus tesis.
En cambio, la cartera de Turismo está ocupada por un inspector de Trabajo de laboriosidad envidiable, Iago Negueruela.
El conseller actual cree que se puede reglamentar el Turismo como el Trabajo, y no existe ningún precedente de que eso sea posible.
Además, Negueruela también carece de turistas para poner en práctica sus tesis.
Por otra parte, si el Govern desea que Balears sean islas consagradas exclusivamente al turismo familiar, como mínimo ha de transmitir claramente su objetivo.
Esta cosa de la industria de los forasteros empezó cuando principalmente Mallorca se proclamó como la isla de las lunas de miel, el destino casi obligado de los recién casados españoles.
El nostálgico Negueruela desea rescatar aquella imagen de placidez. Olvida que el turismo no es hoy un servicio, sino una industria feroz. Y olvida sobre todo que las lunas de miel tampoco son como antes.




