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La estación de autobuses

La evolución de la infraestrutura de transporte de viajeros que une Segovia con la provincia y las ciudades cercanas

Campa de la estación de autobuses de Segovia construida en los bajos de un edificio del Paseo de Ezequiel González / JUAN MARTIN

Campa de la estación de autobuses de Segovia construida en los bajos de un edificio del Paseo de Ezequiel González

Segovia

Hoy hablamos de la estación de autobuses de Segovia ubicada en el Paseo de Ezequiel González, o en lo que es el Camino Nuevo, nombre no oficial pero usado comúnmente por los segovianos. Lo hacemos precisamente esta semana que las autoridades municipales y autonómicas han anunciado los primeros pasos de una nueva estación de autobuses para Segovia que esperan construir frente al Cuartel de la Guardia Civil en terrenos de ADIF en el entorno de la vieja estación de tren, justo donde actualmente hace parada los autobuses de Madrid.

Ojo que con este asunto, seguro que también habrá polémica, por parte de aquellos que no están por la labor de que la estación deje su actual ubicación, como si el centro de la ciudad lo marcaran donde viven ellos, en lugar del espacio más accesible al mayor número de ciudadanos, o la operatividad misma del servicio.

Las fotos de Juan Martín “Chas” nos trasladan a finales de los noventa. Una época de autobuses que lucían los rótulos de La Sepúlvedana, Galo Álvarez, Garrido, Bermejo y otras compañías habituales en la época, que surcaban distintos destinos desde Segovia. El popular coche de línea permitía a mucha gente de la provincia acceder a la capital para hacer sus trámites burocráticos, una visita al médico o hacer unas compras. Poco a poco el coche línea perdió ese peso, pues quien más o quien menos tenía un coche y las carreteras provinciales ganaron en calidad, permitiendo hacer el viaje con comodidad en su propio vehículo. A pesar de ello, la estación de autobuses no perdió nunca su protagonismo, siendo el punto de confluencia de mucha gente, cada uno a sus quehaceres que terminaban desembocando allí.

Interior de la estación de autobuses de Segovia en la década de los años '90

Interior de la estación de autobuses de Segovia en la década de los años '90 / JUAN MARTIN

Interior de la estación de autobuses de Segovia en la década de los años '90

Interior de la estación de autobuses de Segovia en la década de los años '90 / JUAN MARTIN

Hablamos de una estación de autobuses un tanto particular. Y tanto que oficialmente tuvo denominación de apeadero hasta hace nada, con los dolores de cabeza que eso le ha producido al ayuntamiento, titular de la instalación a la hora de poder hacer caja con su uso. Menos problemas tuvo en la comercialización de los locales comerciales que allí había. Así la estación contaba con la mítica tienda de Quesos Ruma donde no pocos se aprovisionaban de quesos y embutidos antes de embarcar; el Eurodroguer, un estanco y su kiosco donde los viajeros además de prensa y revistas podían tentar a la suerte con la quiniela o una primitiva, No olvidar unos servicios que casi nunca tuvieron especial prestigio por limpieza o ambiente….

No me olvido de la cafetería, que aún permanece, renovada hace unos años y que fue noticia al poco tiempo de llegar Pedro Arahuetes a la alcaldía de Segovia en 2003. El cambio de gobierno permitió descubrir que los adjudicatarios del local llevaban años sin abonar el correspondiente alquiler por la explotación al titular del local, es decir al ayuntamiento de Segovia. Era una prueba más del abandono en el que estaba sumida la estación, una infraestructura que debería ser considerada estratégica en una ciudad que presume de turística. Como si los turistas solo vinieran en coche, o ahora en tren.

Autobuses antiguos en la campa de la estación de autobuses de Segovia

Autobuses antiguos en la campa de la estación de autobuses de Segovia / JUAN MARTIN

Autobuses antiguos en la campa de la estación de autobuses de Segovia

Autobuses antiguos en la campa de la estación de autobuses de Segovia / JUAN MARTIN

Como todas las estaciones, tenían su trajín según la hora de la jornada o el día de la semana. A primera hora los currantes y estudiantes que se embarcaban fundamentalmente en el autobús hacia Madrid de La Sepulvedana. A lo largo de la mañana llegaban los habitantes de la provincia que arribaban a Segovia a sus asuntos. Por la tarde, el recorrido a la inversa. Los fines de semana, la vuelta a casa en el pueblo de los estudiantes que estaban en la capital, y regreso el domingo por la tarde.

Especial movimiento había los jueves, día de mercado. Mercado en el centro de Segovia, y mercado de ganados en las escaleras de la Bajada del Carmen. En el entorno de la oficina central de Caja Segovia. Las cotizaciones del ganado y los cereales publicadas en las cristaleras marcaban los tratos que se cerraban con un simple apretón de manos y un chato en el Orly, La Tropical o en alguno de los bares de la zona. Ambiente que es evidente ya pasó a la historia, en una época donde un “whatups” o un correo electrónico te permite vender a cualquier parte del mundo.

Acto de bendición de un nuevo autobus de Galo Álvarez cerca de la Calle de Los Coches

Acto de bendición de un nuevo autobus de Galo Álvarez cerca de la Calle de Los Coches / LINECAR

Acto de bendición de un nuevo autobus de Galo Álvarez cerca de la Calle de Los Coches

Acto de bendición de un nuevo autobus de Galo Álvarez cerca de la Calle de Los Coches / LINECAR

Los comerciantes de la antigua Avenida Fernández Ladreda, actual Avenida del Acueducto, comentaban la alegría de ventas de los jueves cuando venían los de los pueblos. Los soportales de la céntrica calle era un hormiguero de clientes recién llegados a la estación que enfilaban al centro de la ciudad, y allí estaban ellos para surtir de lo que hiciera falta en una época donde los pueblos no contaban con la oferta comercial que posteriormente adquirieron, y las ventas online ni se intuían aún.

La estación de autobuses se inauguró a finales de la década de los años ’60 del pasado siglo. Hasta entonces los coches de línea que partían y llegaban desde la calle, precisamente una cercana a la actual estación, que pasó a denominarse de Los Coches, y así sigue en el callejero segoviano.

En las últimas décadas el tren ha vuelto a ganar protagonismo en las opciones de viaje a Madrid y Valladolid. Hasta el 22 de diciembre de 2007, con la apertura del túnel ferroviario del Guadarrama y la consecuente parada del tren de alta velocidad en la nueva estación Guiomar de Segovia, el autobús era el rey absoluto y le ganaba en rapidez, horarios y accesibilidad al ferrocarril.

Para viajar a Valladolid y todos los pueblos de su línea como Carbonero El Mayor, Navalmanzano o Cuéllar entre otros, el servicio lo prestaba Galo Álvarez, posteriormente denominada Linecar. Es la compañía que poco a poco fue aglutinando los servicios en la provincia, y en la actualidad lidera el mercado provincial, contando con las líneas del transporte metropolitano de Segovia, que mueven a los viajeros por el alfoz capitalino.

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Para ir a Madrid había que coger La Sepulvedana, que fue la titular de la línea hasta el año 2018. En esa fecha llegó la nueva compañía Avanza Bus, que opera en la actualidad el servicio. Se dejaba atrás una empresa histórica de Segovia que convirtió su desaparecida estación del Paseo de la Florida y posteriormente en el intercambiador de Moncloa en una especie de embajada segoviana en la capital. Era llegar a allí y empezar a reconocer caras.

Muchos segovianos han pasado su juventud en el servicio de autobuses que organizaba la asociación estudiantil Horizonte Cultural. Aquello fue un magnífico invento de trabajo cooperativo que permitió a varias generaciones de segovianos acceder a los centros universitarios de Madrid a precios asequibles, sin tener que abandonar sus domicilios familiares. Quizás parte del “odio” que sufría La Sepulvedana en el imaginario local de Segovia venga en gran medida en que fue esta empresa la que hizo todo lo posible para propiciar la caída de Horizonte Cultural. Tarea a la que se sumaron con entusiasmo las autoridades, sobre todo las de la Comunidad de Madrid, las mismas que miraban para otro lado en otras cuestiones de interés general, en las que no ponían el mismo celo. ¿Por qué sería?

Actualmente la estación de autobuses ofrece una imagen más renovada tras las obras de reforma concluidas en 2017. Las últimas inversiones han lavado la cara de la instalación. La nueva cubierta de la campa donde estacionan ofrece cobijo y sombra a los viajeros que suben y bajan de los autocares. Una cubierta que tuvo no poca polémica, pues los vecinos del edificio sobre el que está construida la estación pusieron todas las pegas posibles a las obras de la cubierta, algo que no se terminaba de entender, salvo que hubiera otras intencionalidades que poco tenían que ver con el asunto. Eso sí, la cubierta de la campa inaugurada ha tenido un hecho colateral… su campa ya no puede ser usada en la noche de San Pedro para ver los fuegos artificiales que se queman desde los Altos de la Piedad.

La estación de autobuses de Segovia cumple con la norma de este tipo de lugares. Un espacio de tránsito de miles de viajeros, con sus vidas y sus asuntos, y su transformación con el paso del tiempo refleja el cambio de la sociedad. Aquellos coches línea que llevaban a viajeros con gallina bajo el brazo y maleta de cartón, dan paso a una estación que usan viajeros que miran sus móviles sin cesar a la espera de la hora de salida de su autobús.

 
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