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SEGOVIA VINTAGE

La CELESE

El edificio ya derribado de la Central Lechera Segoviana presidía la entrada a Segovia a los llegados desde la carretera de San Rafael

Edificio y camión cisterna de la desaparecida Central Lechera Segoviana (CELESE) / JUAN MARTIN

La mejor leche de Segovia, se merece un monumento, rezaba el eslogan publicitario que se escuchaba en la Radio Segovia de mi infancia. Ese juego de palabras hacía referencia al monumento que reflejaba su botella, el Acueducto de Segovia, y que daba a entender que la calidad de su contenido era a su vez monumental.

La CELESE como se conocía en Segovia era el edificio donde se procesaban a diario miles de litros de leche de los ganaderos de la provincia. Recibía en la entrada de la ciudad a los que llegaban desde la carretera de San Rafael. Se construyó a principio de la década de los sesenta, en lo que entonces era las “afuerísimas” de Segovia. No existía ni el actual polígono El Cerro, solo tenía enfrente la compañía de la fábrica de sanitarios de Loza Arsani.

Fue la cooperativa que procesaba y comercializaba la leche que producían miles de vacas que pastaban por los prados segovianos y que hasta el año 1997, cuando se cerró, protagonizó desayunos y meriendas de muchas generaciones. Se trataba de leche pasteurizada, cuya conservación no iba más allá de un par día. Por eso los nacidos antes de los ochenta recuerdan la expresión de ir a la tienda por pan y leche, hoy reducida comprar solo el pan.

Se puede decir que fue un segoviano quien mató a la CELESE. Tomás Pascual, el emprendedor nacido en esta tierra, creo imperio desde Leche Pascual, y una de sus innovaciones fue introducir en España el Tetra Brick, para envasar la leche y con ello llegó la leche uperisada que permite una conservación mucho más larga. Ahora compramos un cartón de leche y sabemos que su calidad es óptima para los próximos meses.

Botella de vidrio retornable de leche CELESE / CADENA SER

Con el fin de la CELESE se acabaron aquellas botellas de vidrio transparentes retornable y serigrafiadas en azul con el Acueducto, y que ahora se venden en tiendas de antigüedades o coleccionistas. O las bolsas de plástico que contenían la leche, que se tenían que poner una jarra para que no se derramara su contenido. Con su fin también a ese placer de beber leche fresca del día, bebiendo de la bolsa como si de una bota de vino se tratara, algo que tanto enfadaba a mi madre.

El mayor apogeo de la fábrica llegó en la década de los setenta, cuando los segovianos consumían diariamente unos 14.000 litros de leche, y la cooperativa láctea consiguió poder vender en Madrid, algo que le costó batallas judiciales que terminó ganando.

Publicación del BOE en 1971 donde permite a CELESE la venta de leche en Madrid / CADENA SER

Sucedió que, tras la prohibición de vender leche a granel desde las vaquerías, algo típico de la posguerra en la capital de España, las cooperativas de las provincias limítrofes vieron su oportunidad, algo a lo que CLESA, la cooperativa local no estaba dispuesta. Hablamos de los años setenta, cuando todavía muchos mercados estaban totalmente dirigidos desde el estado, y la leche era uno de sus productos.

En 1971 finalmente ganó los pleitos que autorizaban a su venta en Madrid, saliendo para la capital unos 23.000 litros diarios, y contando entre sus clientes a los pacientes de los hospitales de La Paz y el 12 de octubre, aunque esas ventas acarrearan fuertes retrasos en los pagos con las tensiones financieras que eso provocaba en la empresa segoviana.

Antes y después del edificio de CELESE tras su derribo en febrero de 2018 / JUAN MARTIN

Pero por lo que también recuerdan muchos segovianos que fueron niños en aquellos años eran su visita escolar a la fábrica. Era un día de excursión para conocer un edificio por el que todos habíamos pasado por delante. Tras ver como se descargaba la leche de los camiones cisternas o de las cántaras metálica, y observar como la embotellaban, llegaba el gran premio, un batido de sabores. Cuando surgen conversaciones “vintage”, siempre hay quien lo comenta con nostalgia como un gran día del cole.

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Ahora su lugar lo ocupa un supermercado alemán, de la cadena ALDI, que en febrero de 2018 derribó sus instalaciones para construir su segundo centro en Segovia. El edificio fue previamente adquirido por el exitoso empresario segoviano Santiago Arcones, el impulsor de los célebres Supermercados Arconsa. Por cierto ¿tendrán el Arconsa su “Segovia vintage”?

Ahora nos queda la opción de seguir tomando la leche del Acueducto, en este caso la leche Mesenor. La marca impulsada por la cooperativa agraria local hace más de 10 años, se defiende con éxito en los lineales de los supermercados y tiendas de barrio de la provincia de Segovia frente a los grandes monstruos multinacionales de la alimentación, dando a los segovianos la opción de seguir consumiendo productos de cercanía y con identidad local. Para que luego digan que los segovianos tenemos mala leche….

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