Un menor pasa 9 días en el muelle de Arguineguín sin que nadie se percatara de su presencia
Hamza, un joven de 17 años que llegó el pasado de 19 de octubre en una patera al muelle de Arguineguín, pasó 9 días en el campamento de acogida sin que nadie supiera que estaba allí. Según Abián Montesdeoca, pediatra del Servicio Canario de Salud, llevaban días buscando al joven, que sufre secuelas físicas y psicológicas del viaje "en el que murieron 16 compañeros de la patera entre ellos todos su primos".
Las Palmas de Gran Canaria
"Nadie sabía dónde estaba: ni la Policía, ni la ONG que lo acogería, ni nosotros. Será un error, supusimos. Se habrá fugado del muelle de la vergüenza, pensaron otros." Así comienza el relato de Abián Montesdeoca, pediatra del grupo de intervención de Atencion Primaria del Servicio Canario de Salud, en su cuenta de Twitter. El médico se refiere a Hamza, un joven de 17 años que llegó el pasado 19 de octubre en una patera al muelle de Arguineguín, al sur de la isla de Gran Canaria. "El día 28 la ONG nos avisa de que Hamza ha ingresado en uno de sus centros. Lo llevó allí la Policía, desde el muelle de la vergüenza. Estuvo nueve días allí, tirado en el suelo, entre centenares de personas hacinadas como ganado. Rectifico, PEOR que el ganado", explica el pediatra.
Según Abián Montesdecoca, cuando atendió al chico "apenas puede caminar, apenas habla con la traductora, apenas levanta la mirada del suelo". Hamza le contó al médico que venía "de un pueblo de Marruecos. Su padre murió cuando tenía 11 años y, al ser el único hombre de la casa, se puso a trabajar desde esa edad. No sabe leer ni escribir. Tras mucho tiempo pensándolo, se unió a varios de sus primos y se embarcaron en una patera".
Una tragedia en el Atlántico
Hamza y los otros 26 ocupantes de su patera estuvieron 15 días a la deriva en medio del Atlántico al averiarse el GPS que les orientaba hacia su destino. Tras acabarse el agua y la comida, las fuerzas comenzaron a flaquear cada día más hasta que comenzó a ver cómo iban falleciendo sus compañeros de viaje cuyos cadáveres fueron arrojados al mar, incluidos los cuerpos de sus seis primos. En total 16 murieron durante esa infernal travesía. "Cuando ya pensaba que iba a morir, los avistó la salvamar. Los llevó al muelle de Arguineguín, el muelle de la vergüenza. No pudo contar lo que había ocurrido a nadie, nadie hablaba árabe y en estos momentos, había más de mil personas hacinadas en el muelle", explica el pediatra Montesdeoca.
Según el médico, se quedó en el muelle de Arguineguín "en un rincón, sobre el asfalto, bajo una carpa de Cruz Roja, deshidratado, al borde del shock. Pasó 9 días, alguien tuvo que alimentarlo e hidratarlo, porque seguro que no podría ni moverse. Podría haber muerto, entre la multitud, como un perro." Montesdeoca, que asiste a los niños migrantes que llegan en pateras o cayuco a la isla, recuerda que los menores no deben permanecer en las carpas de Arguineguín sino que son derivados a otros recursos con sus padres o, si vienen sólos, a centros de acogida. Asegura que el caso de Hamza no es el único ya que otra niña subsahariana de 15 años también estuvo durante una semana en las carpas de Arguineguín.