El corralito de Arguineguín
La opinión de Marta Cantero
Las Palmas de Gran Canaria
Bajo un sol de justicia, propio de agosto y no de noviembre, cientos de personas de origen africano esperan a que alguien dé la orden de sacarlos del muelle de alquitrán.
A poco más de cien metros de distancia, los pescadores de la cofradía de Arguineguin esperan que alguien dé la orden de recuperar el dique en el que reparan sus barcos y nasas.
En sus instituciones, alcaldes, alcaldesas y presidentes de Cabildo, esperan que alguien dé la orden de crear una red estable de acogida digna a los inmigrantes que llegan, a miles, a Canarias.
En los despachos de dirección de los hoteles, los empresarios esperan que alguien dé la orden de repatriar a los inmigrantes que alojan de forma provisional.
Y en las redacciones de los medios de comunicación, los periodistas esperamos que alguien dé la orden de acabar con el obstrucionismo informativo con el que aspiran a controlar lo que difundimos.
Percibo que a todos se nos está agotando la paciencia.