Un Real Murcia superior se queda sin premio ante el Córdoba

Murcia

La vuelta del público al Estadio Enrique Roca de Murcia no fue suficiente para que el Real Murcia sumase ante el Córdoba. Tampoco lo fue la ambición, las ganas, la intensidad y el juego. Los pimentoneros dominaron todas las facetas sobre el césped. Todas menos el gol. 

El partido arrancó con un Murcia mejor aunque sin generar peligro claro, aunque sí cuatro cartulinas amarrillas, tres de ellas a la línea defensiva, en la primera media hora de juego. Con vuelta al 4-4-2 repitió Adrián Hernández la zaga y delantera que alineó ante el Yeclano con Youness y Abenza en el centro del campo y las novedades de Segura y Pedrosa en el once.

Incluso aplausos por intentar sacar el balón jugado en los primeros 15 minutos se escucharon en la grada de Nueva Condomina para un equipo centrado y con las ideas muy claras que intentaba aprovechar la novedad de Pablo Alfaro en el banquillo del Córdoba. Toril y Chumbi se desgastaban con presiones altísimas Abenza abarcaba más campo del habitual con salidas de balón incrustado entre los centrales hasta juego de 8-10.

La más clara la cortó Djetei cuando Toril buscaba a Chumbi en lo que podía haber supuesto el primer tanto. También se acercó Segura por la derecha aunque se emborrachó de balón y Toril le robó un disparo franco a Baro cerca del descanso en los que fueron los mejores minutos de un Real Murcia dominante e incluso creativo.

Tras vestuarios y con la misma idea pimentonera llegó el jarro de agua fría con un remate de cabeza de Willy para el 0-1. Movió ficha el míster grana con la entrada de Palazón y Haro. El extremo, apartado del equipo por una pubalgia, calentó a la gélida grada con un gran centro que remató Baro. Chumbi después. Toril un minuto más tarde. El Enrique Roca de Murcia era el jugador número 12.

Explosión de júbilo con el penalti señalado por el colegiado madrileño. Golpeó fuerte Chumbi pero al centro. Isaac Becerra no se movió. Y el Murcia se hundió. La tuvo Curto con un disparo de falta directa al larguero antes de la expulsión de Toril. Hasta el final del partido intentaron el empate pero tampoco se movió el electrónico. Y Pablo Alfaro cumple con el dicho.