¿Puede ser delito el chat de los militares golpistas?
La firma de Nicolás García Rivas, catedrático de Derecho Penal

Cadena SER

Albacete
Cuando leí la noticia de ese chat de militares golpistas, en el que se jactaban de que desearían fusilar a millones de españoles, no me lo tomé en serio, sinceramente. Me pareció una bravuconada sin fuste. Y sostuve que la iniciativa de la Ministra de Defensa de enviar el asunto a Fiscalía por si fuera constitutivo de delito tendría poco recorrido. Aún lo creo, porque la conspiración exige que los conspiradores estén resueltos a ejecutar el delito y en este caso ni siquiera se sabe a ciencia cierta qué delito podrían cometer.
Pero una semana después, la información que transmiten periodistas solventes apunta en una dirección inquietante: la de una estrategia de tensión política tramada por la extrema derecha para desestabilizar al gobierno legítimo.
La tradición golpista del Ejército español pareció arrumbada definitivamente con el castigo a los responsables del 23F, que tuvo toda la estética de un golpe decimonónico. Milans del Bosch emitió incluso un bando militar que emulaba el de los sublevados en 1936, que fue el origen de la guerra civil y de la dictadura posterior.
Sin embargo, esta nueva estrategia de deslegitimación del gobierno, al que se acusa de estar integrado por "enemigos de España", resucita la doctrina de la "autonomía" del Ejército, al que la ultraderecha consideró en la transición y todavía hoy garante de la integridad territorial y del ordenamiento constitucional incluso contra el gobierno legítimo. No hay tal. El art. 8 de la Constitución asigna esa misión a las Fuerzas Armadas, pero respetando siempre que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado, como reza el art. 1 de nuestra Carta Magna. Y es el pueblo, a través del voto, el que pone y quita legitimidad al Gobierno, no una facción golpista del ejército y de la política.
Estamos ya muy lejos de noviembre de 1890, cuando Cánovas del Castillo pronunció un famoso discurso en el Ateneo madrileño y sostuvo sin inmutarse:
"El Ejército será por largo plazo, quizá para siempre, robusto sostén del orden social y un invencible dique contra las tentativas ilegales del proletariado"
En 2020, ese robusto sostén es la sociedad civil, que se ordena democráticamente y decide con total autonomía quién y cómo nos debe gobernar.




