Podemos aceptar a los espabilados, pero no a los tramposos o a los sinvergüenzas
La Columna de Carlos Arcaya: «Podemos aceptar a los espabilados, pero no a los tramposos o a los sinvergüenzas»
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Alicante
La pasada semana les contamos el caso de la vacunación del secretario del Sindicato Médico de Alicante, el doctor Víctor Pedrera, quien lo hizo antes de incorporarse a su puesto de trabajo en un centro de salud y tras meses de haber estado liberado completamente por su cargo sindical.
Preguntado por este caso en concreto, la Conselleria de Sanidad respondió que ante la proliferación de comportamientos sospechosos, les es imposible investigarlos todos. Lo cual nos lleva a la conclusión de que salvo que medie alguna denuncia particular ante la fiscalía o sean tan flagrantes como los del alcalde de La Nucia, Bernabe Cano y los de El Verger y Els Poblets, Ximo Coll y Carolina Vives, respectivamente -que por cierto, siguen sin dimitir- van a pasar por debajo de ese radar que marca lo que vale y lo que no vale socialmente.
Entiendo que a lo mejor no se puede hacer nada más, que la Conselleria ya tiene bastantes frentes abiertos, pero no deja de dar rabia que el sistema no se pueda afinar mucho más, aunque, de partida, ya sabíamos -de largo- que vivimos en un país en el que la picaresca es un valor.
Lo que fastidia es que no todos los picaros son iguales. Podemos aceptar a los listos y a los espabilados, pero no a los tramposos, a los desvergonzados o a los sinvergüenzas.
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