Los análisis de aguas de URA muestran un descenso del virus diez veces más rápido en Donostialdea que en Irun
Las aguas residuales muestran restos de COVID-19 antes incluso de que el infectado lo sepa
Bilbao
Las aguas residuales de Euskadi contienen restos del material genético del SARS-CoV-2 de una persona contagiada antes incluso de que esta sepa que ha contraído la enfermedad, ya que sus excreciones muestran restos del virus dos días después de la infección, incluso aunque no tenga síntomas.
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La Agencia Vasca del Agua (URA) ha desarrollado durante el último año un proyecto basado en el análisis de las aguas residuales que, a falta de más datos para un mayor contraste, establece una "sólida correlación" entre la incidencia de la covid en la población y la presencia de los genéticos del virus en el agua.
La evidencia científica ha confirmado que una persona infectada, tenga síntomas o no, excreta SARS-CoV-2, dos días después de la infección, aunque normalmente las pruebas diagnósticas —principal indicador epidemiológico— se llevan a cabo varios días después, ha informado esta entidad en una nota.
El virus se estanca en la muga con Francia
Entre los datos relevantes de los colectores de URA, destacan la disparidad de datos en Gipuzkoa. Mientras que el descenso del virus es más evidente en el entorno de Donostialdea —donde San Sebastián presenta una incidencia bajísima, de 82 casos por cada 100.000 donostiarras—, el retroceso de la curva es mucho menos evidente en el entorno fronterizo con Francia.
La estación de Atarreka, situada en Irun, apenas ha visto reducida la presencia del SARS-CoV-2 dos décimas en una escala que va de 4,4 a 10. La presencia del virus ha pasado ahí del 7,6 al 7,5 en los últimos 14 días. En cambio, la estación de Loiola, correspondiente a los residuos de Donosti, ha visto reducida su presencia en la última quincena de un 7,5 a un 6,5. Dicho de otra manera: el virus ha retrocedido un 17,85% en Donostialdea mientras que sólo ha caido en un 1,78% en el entorno de Irun.
Los datos de los colectores de Bilbao y Vitoria, sin embargo, no permiten extraer conclusiones porque las lluvias del mes de febrero han diluido la presencia de coronavirus en las aguas y han hecho imposible establecer una correlación con las mediciones de febrero.
Vigilancia microbiológica
Por ello el eje principal de este proyecto se basa en la vigilancia microbiológica de las aguas residuales y en la construcción de un modelo que sea capaz de pronosticar cambios en la prevalencia de la covid con varios días antes de antelación con respecto a los test diagnósticos.
De confirmarse, esta metodología serviría para anticiparse al inicio de una posible epidemia e incluso, en fases más avanzadas de la misma, permitiría conocer si el número de personas infectadas aumenta o disminuye y establecer cómo se está propagando el virus en función de la evolución de las concentraciones en las aguas residuales.
En esta línea ahora se está trabajando en la construcción de un modelo predictivo que permita generar un sistema de alerta temprana epidemiológica a partir del seguimiento de la presencia del material genético del SARS-CoV-2 en aguas residuales